La Importancia de la Oración

 

Si he aprendido algo en mis cuarenta años de vida es que verdaderamente podemos experimentar el gozo del Señor, aún en medio de grandes sufrimientos. El gozo no es exclusivo de los días buenos y las temporadas favorables. El gozo es un regalo del Señor, que es nuestra fortaleza, sin importar lo que podamos enfrentar en el día a día. 

 

En este pasaje, Pablo nos invita a elegir una manera distinta de vivir y pensar. En vez de irnos tras el miedo y la ansiedad, él nos anima a orar y confiar. No es que Dios sólo escuche nuestras oraciones, sino que Él está en control. Él es soberano y bueno. Cuando oramos, la paz guarda nuestros corazones. Así como es imposible adorar y estar preocupada al mismo tiempo, paso tiempo orando y aún sintiéndome preocupada. 

 

El entusiasmo de Pablo para que nosotras oremos es de hecho algo que todos necesitamos. Sin embargo se suele pasar por alto sobre todo cuando la vida es difícil. ¿Qué tan a menudo tomamos el teléfono y llamamos o enviamos un texto a un amigo cuando estamos en dificultades, que permanecer quietas de mente y corazón, doblamos nuestras rodillas ante el Creador que nos conoce, nos mira, y ordena nuestros caminos? Los amigos son una hermosa provisión de Dios, pero no son capaces de darnos verdadero y eterno gozo.  

 

El verdadero gozo sólo puede ser hallado en Cristo. No puedo ser comprado o arrebatado.

 

Aunque los últimos cinco años de mi vida han sido unos de los más difíciles y devastadores de transitar, no he perdido mi gozo. Fui difamada, acusada falsamente, fui traicionada. Estaba decepcionada. Fue una temporada de mucho sufrimiento. Y a través de todo ello, el Señor fue fiel. Me encontré con Él cada mañana que hacía un tiempo para dedicarlo a Él. Algunos días podía leer la Biblia y orar por quince minutos, otros hasta más de una hora. Mientras me comprometía a encontrarme con Él, mi deseo por Él aumentaba. Al pasar mucho más tiempo con Él, Su voz fue cada vez más fácil de reconocer. 

 

El mundo podía decirme que tenía todo el derecho de sentir rencor y estar enojada por cómo mi vida se estaba desarrollando. Los últimos diez años fueron como una montaña rusa; desde la pérdida de mis padres y mi hermana menor, hasta la traición en mi matrimonio y mis amigos, que finalmente terminó en un divorcio y en la ruptura de muchas de mis relaciones. Sin embargo, en vez de estar amargada, elegí un camino mejor. Es una decisión diaria de la que no me arrepiento. 

 

La paz y el gozo se hacen evidentes a nuestro alrededor. 

 

La paz del Señor es nuestro refugio, especialmente cuando elegimos mostrar gentileza, compasión y amor frente a la pérdida y la traición. Cuando elegimos vivir apartadas, es decir, una vida comprometida con la oración y amar a Dios grandemente, logramos experimentar el fruto de Sus promesas, que son la paz y el gozo. No se trata de un gozo pasajero, sino un gozo que permanece y nos sostiene cuando la vida se viene abajo. 

 

Tristemente el mundo no comprende la consolación de nuestro gozo eterno. Pero nuestro gozo en medio de la dificultad resplandecerá en contra de las tinieblas. A través del gozo es que podemos mostrar algo mejor y apuntar a otros al Salvador, a Jesucristo. 

 

Nuestra relación con Dios a través de Jesucristo es crucial. La oración es el arma que podemos usar para aferrarnos a Jesús y pelear en contra de la amargura y desesperanza. La oración es una invitación a conocerle y ser conocidas por Él. Sí, lucharemos contra la oposición que se levanta cuando adoramos y somos leales a Dios, cada día de nuestras vidas. A través de la oración es que podemos pelear la buena batalla, podemos resguardar nuestras mentes y corazones y recibir el regalo del gozo eterno y la paz que sobrepasa el entendimiento. A través de la oración, vivimos nuestras vidas apartadas de todo lo que este mundo trate de ofrecer. 

 Kelli 

 

Estudio Bíblico Relacionado

Recibe nuestras actualizaciones

Recientes