Ingredientes de la Fe Cristiana

 

Como educadora de elemental,  siempre ame  poder enseñar a mis estudiantes acerca del crecimiento de las plantas. Los niños estaban muy entusiasmados de ver cómo con tan solo unas pocas  cosas, tal como semillas, tierra, agua, y la luz del sol,  una hermosa planta crecería. Les parecía mágico. De alguna  manera  nuestro crecimiento espiritual es muy similar  a aquel crecimiento de la planta.  Solo necesitamos unos pocos ingredientes con  la ayuda del Espíritu Santo: tiempo, obediencia, confianza, oración, y perseverancia 

 

Ahora sé, que puede sonar simple. Sin embargo,  a menudo  me encuentro que complicamos nuestro caminar con Cristo. Lo convertimos en una lista de normas y regulaciones que seguimos esperando que Dios nos ame más y nos bendiga. O nos enfrascamos tanto en hacer las cosas de Dios que nos olvidamos del mismo Dios.

 

Quiero quitar el peso sobre nosotras hoy.  Si, hay cosas que podemos hacer para  alcanzar nuestro crecimiento en nuestra relación con Jesús,  pero no es una relación de esfuerzo, al contrario, una gran porción de nuestro crecimiento está fundado en el descanso y la permanencia en Jesús.

 

Piensa en lo que Pedro acaba de animar a sus oyentes: la santidad. El objetivo de nuestras vidas es ser santas. ¿Cómo hemos de conseguirlo? Debemos hacer una evaluación honesta de nuestras vidas y librarlas del pecado que tan fácilmente las enreda, como dice el autor de Hebreos. Luego debemos anhelar a Cristo. Dediquemos nuestro tiempo a conocer a nuestro Salvador. Regularmente nos involucramos en la confesión de pecado, en la rendición de cuentas, en  el estímulo con otras creyentes, en el tiempo de oración y  tiempo en la Palabra.

 

Nuestra relación con Jesús es un asunto del corazón. Nuestros corazones son lo más importante para Dios. Aunque las cosas enumeradas anteriormente pueden convertirse fácilmente en una actividad religiosa rutinaria, tienen el propósito de despertar nuestros afectos, o nuestros corazones, hacia Jesús. Cuando nuestros corazones son transformados,  nuestras vidas son transformadas. Y entonces podemos crecer hacia la salvación, como nos llama Pedro.

 

Así como toma tiempo para que las plantas crezcan, toma tiempo para que nosotras crezcamos en la salvación. La salvación es más que nuestra confesión de fe en Jesús. Es eso extra de todo el proceso de toda la vida de santificación, o de llegar a ser más como Cristo.

 

Mira el final del versículo 3, “si has experimentado la bondad del Señor”. Pablo escribe en Romanos 2:4 que es la bondad del Señor la que nos lleva al arrepentimiento. La bondad del Señor es el mensaje del Evangelio. Si he experimentado el perdón y la gracia de Jesús, entonces tengo Su Espíritu morando dentro de mí. Estoy capacitada para buscar Su voluntad y Su camino. Ya no tengo que tratar de vivir para Cristo con mis propias fuerzas, sino con mi nuevo corazón dado por Cristo.

 

¿Qué anhelas en tu vida? ¿Estás viviendo de una manera que permite que tu corazón sea transformado por el mundo o por Cristo? Dedica un tiempo esta semana a recordarte la verdad del Evangelio y permite que empiece a influir en tu forma de pensar, actuar y sentir hacia tu Padre celestial, que tanto te ama.

 

Emily Hope

 

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DESAFÍO DE LA SEMANA:

Esta semana, presta especial atención a los mensajes que consumes, ya sea de los medios de comunicación, libros o incluso conversaciones casuales. Al final de cada día, tómate un momento para reflexionar y anotar en tu diario cualquier mensaje o enseñanza que te haya parecido contrario a la Palabra de Dios. Investigalos a la luz de las Escrituras y ora por discernimiento para distinguir la verdad del engaño.

 

SEMANA 2 – PLAN DE LECTURA 

 

SEMANA 2 – VERSÍCULO A MEMORIZAR

 

 

 

 

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