Eligiendo el Amor

 

Algunas personas dicen que el amor es un sentimiento, pero yo creo que es una elección. Es elegir amar, aunque no nos apetezca.

 

Nunca comprendí plenamente este tipo de amor hasta que pasé por un divorcio. El tipo de amor como el de Cristo que elige no tomar represalias ni devolver mal por mal. Elegir mantener mis ojos en Cristo y fuera de mí y de mis circunstancias. Elegir el amor frente a la traición y a un corazón roto.

 

Elegir el amor no ignora ni excusa el mal comportamiento y el abuso.

Elegir el amor no pinta una cara bonita sobre las circunstancias desgarradoras. 

Elegir el amor nos libera de tratar de corregir los males por nosotras mismas.

Elegir el amor es plantar firmemente nuestra fe en Cristo y confiar en Sus caminos.

 

Sólo por la gracia de Dios podemos atravesar cualquier fuego. Más aún, podemos hacerlo sin aparentar ni oler como tal. Si has pasado algún tiempo alrededor de una fogata, entonces tú sabes lo rápido y lo tanto que el olor de la madera quemada permea sobre  todo. Es bastante obvio que has pasado tiempo alrededor de una hoguera cuando lo has hecho. 

 

Mientras cuento las muchas maneras en que el Señor ha sido fiel en mi vida, es Su protección sobre mi corazón por lo que estoy tan agradecida. Mi corazón ha sido aplastado una y otra vez en los últimos más de 10 años, pero hoy les escribo con un corazón todavía tierno y abierto al amor. El mundo me habría dado permiso para estar amargada y enfadada. De hecho, así es como mucha gente esperaría verme al conocer mi historia de pérdida tras pérdida. Pero Dios. Él ha sostenido mi corazón y me ha guiado en un viaje de amor y sufrimiento mientras caminaba por los valles que han amenazado con derribarme. 

 

Tengo un recuerdo muy vívido de cuando atravesaba una de las épocas más duras de mi vida. Pienso a menudo en este recuerdo. Lloraba porque mi corazón sentía compasión por aquellos que me habían herido y traicionado. No tenía ningún sentido que me sintiera así. Quería ser la persona por la que la gente sintiera compasión. Después de todo, yo había sido traicionada y arrastrada por el fango. Seguramente esto no era la bondad de mi carne sintiendo compasión por mis enemigos. Yo sabía que era el Señor. Ahora puedo mirar hacia atrás y ver Su Espíritu obrando en ese momento. Mientras mi corazón se rompía, Él mantenía mi corazón tierno. Evitaba que me amargara. 

 

A pesar de que no me gustó la sensación en ese momento, a menudo doy gracias al Señor por esos momentos. Cambiaron la trayectoria de mi vida. Estoy agradecida de no haber perdido la historia que cuento hoy por lo que me hubiera hecho sentir bien en ese momento. He probado y he visto la bondad del Señor a través de mi historia de pérdida y dolor. Sé de primera mano que nuestro Padre Celestial no se limita a observar nuestras vidas desde lejos, sino que se adentra en nuestro dolor y nos guía a través de la angustia pensando en la eternidad. 

 

Quiero conocer y ser guiada por la Palabra porque sólo la Palabra dura para siempre. 

 

Cuando vivimos por fe y no por nuestros sentimientos, viviremos y nos veremos diferentes al mundo. Juan 13:35 (NBLA) es un gran recordatorio de que “En esto conocerán todos que son Mis discípulos, si se tienen amor los unos a los otros.”

 

Que se nos conozca por nuestro amor…. nuestro amor a Dios, a Su Palabra y a las personas.

Kelli Trontel

Estudio Bíblico Relacionado

Recibe nuestras actualizaciones

Recientes