13 Entonces trajeron algunos niños a Jesús para que pusiera las manos sobre ellos y orara; y los discípulos los reprendieron. 14 Pero Jesús dijo: «Dejen a los niños, y no les impidan que vengan a Mí, porque de los que son como estos es el reino de los cielos». Mateo 19:13-14
Maneras del mundo
Hoy en día vivimos en un mundo que parece dictarnos cómo educar a nuestros hijos. La mayoría de las veces, el camino que el mundo dice que es mejor es el camino de la destrucción y no el de la Palabra de Dios. Al igual que las acciones de los discípulos, nuestro mundo quiere que tomemos un enfoque de manos fuera de la crianza de los niños o tener un control estricto sobre todo lo que hacen. Escuchamos cosas como, “no preocupes a los niños con cosas difíciles”, “déjalos que descubran quiénes quieren llegar a ser” o “apóyalos en lo que sea que elijan ser”. El mundo no cree que nuestros hijos necesitan a Jesús, así que les señala todo menos a Dios.
El toque amoroso de Jesús
No sabemos por qué los discípulos regañaron a los padres. Tal vez pensaban que los niños eran insignificantes o una pérdida de tiempo para el “serio” ministerio de Jesús. Sea cual fuere la razón, Jesús quería que los pequeños vinieran. No estaba demasiado ocupado para ellos. No los consideraba insignificantes. Sabía que lo necesitaban. Necesitaban el toque de su Salvador. Necesitaban Su impacto en sus vidas. Jesús sabía que los niños necesitaban la presencia duradera y el toque de Aquel que los conocía más que nadie. Él sabía lo que las manos amorosas y cariñosas de alguien que te ama hacen a una persona, Él sabía la huella que un padre piadoso, maestro, abuela, tía podría añadir a la vida de un niño de principio a fin.
Nuestro Padre celestial no arrojó a Jesús del Cielo ni lo encerró en una cueva para que los ángeles lo alimentarán. No, lo puso en un hogar donde unas manos amorosas podían ayudarle a moldear la vida para la que vino a la tierra. Dios conocía la esencia de las manos llenas de gracia y amor, tanto que puso a Su Hijo en un hogar.
Tu toque de amor
Querida madre, abuela, tía, hermana o maestra, tus manos están destinadas a bendecir y nutrir a la próxima generación en la vida que Dios les ha creado para vivir. Tus manos fueron creadas para edificar a los que te rodean señalandoles a Cristo. Proverbios 14:1 dice que, “ La mujer sabia edifica su casa, pero la necia la derriba con sus manos.” Las manos son símbolo de autoridad, habilidad, fuerza, capacidad. Dejemos que nuestras manos nutran, reconforten y muestren amor no sólo a nuestros hijos, sino también a los que nos rodean.
Fortalecer a los niños
En Love God Greatly, creemos tanto en el poder de las manos amorosas que hemos creado diarios para niños que acompañan nuestros estudios para adultos. Al proveer una manera para que los niños estudien la palabra de Dios, extendemos nuestras manos amorosas hacia ellos. Vivo en Nigeria. Hace muchos años, recibí dos copias de “Creciendo a través de la oración: Diario para niños”. Le di estos libros a dos niños en la iglesia, y no puedo empezar a decirles la inmensa bendición que fue para esas adorables niñas.
Animo a todas las mujeres, que lean esta entrada del blog, a que pidan a Dios sabiduría sobre dónde y cómo sus manos pueden ser amorosas no sólo hacia sus hijos o hijos relacionados con usted por sangre, sino hacia cada niño al que el Señor les guíe.
Con la forma en que nuestro mundo está cambiando, necesitamos una próxima generación que conozca a Dios. ¿Estarían tus manos disponibles para que Dios moldee la próxima generación?
Querido Señor, unge nuestras manos y hazlas amorosas, como las de Cristo, para impactar a la próxima generación para ti.
Amén.
Que Dios te bendiga.
Ebos.
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Desafío Semana 3:
Cada día de esta semana, realiza un acto deliberado de bondad, ya sea dentro de tu familia o en tu comunidad en general. Puede ser algo tan sencillo como escribir una nota de ánimo, ayudar a un vecino o preparar la comida favorita de tu familia. Reflexiona sobre cómo estos actos de amor influyen en tus relaciones y en tu bienestar.
Semana 3 – Plan de Lectura
Semana 3 – Versículo a Memorizar
