Por Lyli Dunbar
Mi esposo se sentó en el piso de la sala con mi nieto y una pila de grandes bloques de construcción. Nuestro hombrecito estaba tratando de construir una torre, pero se seguía cayendo. Dejó escapar un gemido de frustración, derribó su trabajo y comenzó a llorar.
Me senté en el sofá y oré en silencio mientras mi esposo le explicaba amablemente que necesitaría una base más sólida si quería construir algo que permaneciera en pie. Fue entonces cuando el Espíritu Santo dio un codazo a mi obstinado corazón. A veces trato de erigir mis propios proyectos y no dejo que el Señor se salga con la suya.
David quería construir una casa para el Señor, pero Dios tenía planes más grandes. Dios siempre tiene planes más grandes de los que podemos pedir, pensar o imaginar. Es increíblemente difícil soltar las piezas del edificio y confiar en Él con todo. Dios prometió bendecir a David. Tendría un gran nombre, una hermosa herencia y una dinastía duradera de descendientes. Dios llamó a Israel Su pueblo y prometió ser Su padre para siempre. Pero nada de eso sucedió como David pensó que sucedería.
Amiga, ¿tu vida ha sido un poco diferente de lo que imaginabas? ¿Estás sosteniendo un montón de piezas preguntándote cómo Dios va a hacer algo hermoso de nuevo?
Dios siempre restaura y redime.
La dinastía de David duró para siempre. Un bebé nació en Belén, y Él está sentado a la diestra del Padre ahora mismo, intercediendo por ti. Jesús es el Rey de reyes, el León de la tribu de Judá y la Raíz de Isaí.
Dondequiera que estemos hoy, podemos confiar en que Dios es soberano. Sus palabras siempre resultan ciertas. Sus promesas nunca fallan. Su favor nos seguirá todos los días de nuestra vida, y moraremos en la casa del Señor para siempre.
Amiga, la próxima vez que te sientas frustrada y quieras llorar porque no puedes arreglar las cosas, recuerda estas verdades:
Dios te ha visto en todas las etapas. Nunca te ha dejado sola para resolverlo.
Dios está trabajando actualmente en tu situación. Tiene un plan.
Dios te establecerá si confías en Él y lo haces tu fundamento.
Dios ha preparado un hogar eterno para ti y un día te recibirá con los brazos abiertos.
Hermanas mías, levantémonos del suelo y alabémoslo. Él es fiel. Nada puede destruir el plan de Dios para nuestras vidas. Su glorioso diseño para nosotras está construido para durar, y Él reinará para siempre.
Lyli
