Ver las Señales y Celebrar

 

 

Respondí a una llamada en mi móvil, y la voz en la línea sonaba angustiada. “¿Está lloviendo? ¿Estás en casa ahora?” 

 

Era mi madre. A medida que ha ido envejeciendo, su miedo a la inminente catástrofe ha ido aumentando. Quería asegurarse de que yo estaba dentro y a salvo de cualquier daño. 

 

 

Al mirar afuera, noté que una nube muy oscura se cernía sobre mi casa. “Mamá, sólo está un poco oscuro afuera. No hay que preocuparse”.  

 

 

Colgué el teléfono y me quedé junto a la ventana contemplando el ambiente sombrío con el ceño fruncido. La tormenta que se avecinaba en el cielo no me asustaba, pero la noche anterior no había dormido bien porque en mi alma se desataba una tempestad. Mi agitación interna reflejaba la ansiedad que había escuchado en la voz de mi madre.  

 

 

Estoy segura de que Jesús se está preguntando por qué mi fe se ha hecho tan pequeña a la luz de mis problemas temporales. ¿Por qué olvido que el Dios Todopoderoso es mi Libertador? Bajo Su cuidado estoy a salvo  

 

 

Me imagino a mi compasivo Salvador de pie cerca y escuchando cómo me pregunto por qué todo este caos está sucediendo a mi alrededor. El suave susurro de su Espíritu ayuda a calmar mis temores: “Hija mía, sólo está un poco oscuro afuera. No hay que preocuparse”.  

 

 

Nuestro Salvador sabe que somos propensas a preocuparnos, y por eso se aseguró de hacernos saber que no debemos temer a la tormenta. Puede parecer que el cielo se está cayendo, pero Él tiene el mundo entero en sus poderosas manos.  

 

 

Amiga, ¿está oscuro en tu casa hoy? Ruego que estas palabras de nuestro Salvador te ayuden a dejar de lado la desesperación y a levantar la cabeza con expectativa. Las nubes opacas pueden actualmente oscurecer nuestra vista, pero un día glorioso pronto, nuestro Salvador partirá el cielo y bajará para rescatarnos. Su gloriosa aparición te pillará por sorpresa si no estás preparada. Prepárate. Volverá para salvarte.  

 

Escuchemos el corazón de nuestro Salvador en este mensaje a los discípulos. Sí, nos enfrentaremos a la tribulación, pero cada sombra oscura nos muestra que el tiempo de su regreso se acerca. 

 

Esta es la estación intermedia en la que podemos preguntarnos por qué el árbol está desnudo, pero si mantenemos la fe y seguimos mirando a Jesús, pronto vislumbraremos la llegada de una nueva vida. Un día, nos sentaremos a su mesa en el cielo, y nada nos faltará.   

 

 

En lugar de vivir consumidas por el miedo y la confusión, Jesús quiere que quitemos los ojos de la tormenta actual. Cuando nos levantemos con fe y levantemos la cabeza con esa esperanza incomprensible, Él nos llenará de su alegría.  

 

 

No tenemos que vivir agobiadas por la oscuridad de este mundo. Jesús ya nos ha liberado del pecado, y está con nosotras. Nuestro Redentor nunca dejará de luchar por nosotras, y podemos confiar en que, al final, las tormentas de esta vida desaparecerán para siempre a la sombra de su radiante luz. 

 

 

Mira las señales y celebra. Levanta tu corazón y mira a Jesús. A la luz de Su gloria, toda la oscuridad se desvanecerá.   

 

Lyli

 

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