Un Pacto Mejor

¿Recuerdas la historia de Moisés subiendo al monte a recibir del Señor los Diez Mandamientos? Bien, esas no fueron las únicas leyes que Dios le dio a Moisés. Mientras Moisés estaba en el Monte Sinaí, Dios estableció una forma para que las personas se relacionaran con  Él y entre sí. Si estas leyes se infringían, habría consecuencias. Este era un pacto de obras, conocido como “el antiguo pacto”.

 

Un pacto es un acuerdo que celebran dos o más partes con una consecuencia bastante grave si en alguna oportunidad el acuerdo se rompe. A menudo, el castigo por romper un pacto era la muerte.  Avanzamos muchos años hasta la época del Nuevo Testamento. El autor de Hebreos explicó al pueblo judío que ahora hay un nuevo y mejor pacto. La razón es que el antiguo pacto era imposible de cumplir.

 

Al principio, los israelitas estaban entusiasmados con las leyes que se les dieron.  ‘Moisés vino y contó al pueblo todas las palabras del Señor y todas las ordenanzas. Todo el pueblo respondió a una voz, y dijo: «Haremos todas las palabras que el Señor ha dicho»’. (Éxodo 24:3). Pero este pacto dependía de la obediencia de la gente y no les tomó mucho tiempo fallar. El antiguo pacto muestra que Dios exige perfección y, debido al pecado, las personas no pueden obedecer de la manera que Dios requiere.

 

En Jeremías 31 Dios prometió que establecería un nuevo pacto, y esto es lo que el autor de Hebreos mencionó en el capítulo 8. “Porque reprochándolos, Él dice: «Miren que vienen días, dice el Señor, en que estableceré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá»”(Hebreos 8:8). Dios sabía que se necesitaba un nuevo pacto. No le sorprendió, fue parte del plan desde el principio.

 

Entonces, ¿qué es este nuevo pacto? El nuevo pacto es también llamado pacto de gracia. Este pacto depende únicamente de la obra de Jesús. Nuevamente, este pacto es un acuerdo que Dios hace con los pecadores, pero esta vez el pacto no se rompe por nuestra desobediencia. Jesús dice: “Yo lo haré todo”.

 

A lo largo de su vida, obedeció las leyes de Dios a la perfección, aunque con Su muerte asumió el castigo por nuestro fracaso al no poder cumplir las leyes de Dios.

“porque esto es Mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados.” – Mateo 26:28

 

A través de Su resurrección, nos da el poder y el deseo de luchar contra el pecado y obedecer a Dios.

 

Este es un pacto mejor porque Jesús es mejor que todo lo que vino antes que Él, y daba indicio de Su venida. Es algo por lo que debemos estar agradecidas todos los días porque no tenemos que hacer una sola cosa para ganar el favor de Dios; todo es por gracia, no por obras.

 

Mirando a Jesús,

Jen

 

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Semana 4 – Desafío

Cada año, se requería que el pueblo de Israel hiciera sacrificios en el templo para estar bien con Dios. Esos sacrificios no eran suficientes para purificarlos continuamente del pecado, sino que era necesario repetirlos todos los años. Ahora, gracias al único sacrificio de Cristo, hemos sido reconciliadas con Dios por la eternidad. No hay nada que debamos hacer para estar bien con Él. Sin embargo, a menudo nos esforzamos por ganarnos el favor de Dios en nuestra vida diaria. Esta semana, mantén una lista actualizada de las formas en que te descubres tratando de enderezarte ante Dios o de mejorar tu posición ante Él. Confiésale tu esfuerzo, pidiéndole que te muestre cómo Su amor por ti no tiene nada que ver con tu trabajo para Él.

 

Semana 4 – Plan de Lectura

 

Semana 4 – Versículo a Memorizar

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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