Un Hogar Prometido

Por Lyli Dunbar

Mi prometido y yo nos sentamos dentro el auto frente a una casa disponible que había descubierto en línea. Habíamos estado buscando un lugar para mudarnos durante semanas. Faltaban diez semanas para nuestra boda y yo le había alquilado mi pequeña casa de campo a un amigo. Empaqué todas mis pertenencias y oré para que Dios nos mostrara dónde íbamos a echar raíces como marido y mujer.

Esperamos y oramos, pero no tenía ni idea de cuáles deberían ser nuestros próximos pasos. En 48 horas, iba a mudarme de mi casa de campo y no tenía un lugar donde ir. Estaba ansiosa y sintiéndome un poco perdida.

Mientras esperábamos al agente inmobiliario, le mencioné a Bruce: “Está pintada de verde. Sabes, el verde es mi color favorito.” Diez minutos después, entré por la puerta principal e inmediatamente sentí que la paz me invadía  mientras estaba en la sala de estar. Este era mi hogar. Lo sabía.

Estoy escribiendo estas palabras en la misma sala once años después. Alquilamos la casa verde, luego, cuatro años más tarde, Dios abrió un camino para que la compráramos.

Amiga, ¿estás en una temporada de espera? ¿Te estás preguntando qué sigue? ¿Es tu futuro incierto? Tal vez, como me pasó a mí, te sientes una nómade sin un lugar seguro donde recostar la cabeza y encontrar paz.

Dios te ve y siempre te abrirá el camino.

Como Abraham, podemos saber con certeza que Dios tiene un hogar para nosotras, y nuestro destino final está lleno de paz. Puede que en este momento no sepamos cuál es nuestro próximo paso, pero Dios nos guiará paso a paso. Fe significa a veces avanzar confiando en que Dios nos acompañará cuando no podamos entender a dónde vamos.

El pueblo de Dios no tenía hogar y vivió en el exilio durante cientos de años, pero Dios siempre los sacó del cautiverio. Dios le hizo saber a Abraham que su salvación era segura y que su futura herencia estaba segura. Al igual que Abraham, podemos mirar atrás y ver cuán lejos nos ha llevado Dios y creer que es fiel para cumplir Sus promesas.

Hoy, podemos estar seguras de que Dios todavía nos está sacando de la esclavitud de la idolatría y nos está conduciendo a la vida abundante. Cristo vino como un bebé y murió en una cruz para liberarnos para siempre de las fortalezas del pecado. Mientras entregamos nuestro todo al Señor, el fuego del Espíritu Santo nos guiará paso a paso.

Mantengan la fe, mis hermanas. Un día pronto, estaremos en nuestro hogar, dulce hogar, en la presencia de Jesús por toda la eternidad.

Lily

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