¿Hasta cuándo, oh SEÑOR, pediré ayuda, y no escucharás, clamaré a ti: ¡Violencia! y no salvarás? ¿Por qué me haces ver la iniquidad, y me haces mirar la opresión? La destrucción y la violencia están delante de mí, hay rencilla y surge discordia. Por eso no se cumple la ley y nunca prevalece la justicia. Pues el impío asedia al justo; por eso sale pervertida la justicia.”
Habacuc 1:2–4
Estos versículos me recuerdan nuestro estudio de Lamentaciones, “Confiando en Dios en medio del sufrimiento”. Una de las cosas profundas que aprendí fue que puedo llevar mi dolor a Dios, hacer preguntas, llorar y desahogarme, y Él no se va alejar de mí. También aprendí que lo que separa el lamento de la queja es mi capacidad de reconocer que, en medio de todas las tormentas y el dolor, Dios puede traer un milagro y lo alabo por ello. No permito que mis problemas me cieguen o me hagan olvidar la grandeza de Jehová. Aunque el dolor, las preocupaciones y la injusticia son abrumadores, aún sé y recuerdo que mi Padre celestial es más que capaz.
Si eres como yo actualmente, sé que debes estar cansada de todas las cosas que ves y escuchas. Los noticieros están llenos de tantas noticias malas que a veces puede volverse deprimente. Se suponía que mirar televisión era relajante, pero ahora es una causa de estrés. Quizás eres como yo preguntándote: “Padre, ¿cuándo se detendrán todas estas cosas? ¿Ves esto?” La injusticia, la tristeza, el dolor y el hambre van en aumento, y llego a pensar también: “Si mi corazón se rompe por todo esto, ¿cuánto más se rompe el corazón de Dios, quien tiene control sobre todo el universo?”.
Amigas, puede ser abrumador, agotador y una gran prueba para nuestra fe. Pero quiero animarte a mantener viva la esperanza. No te rindas o desanimes, no pienses: “Si todo empeora continuamente, ¿por qué debería seguir intentándolo?”.
Tenemos un Dios que entiende lo que está pasando. Una búsqueda cuidadosa en Su Palabra nos muestra que estas cosas iban a suceder. ¡Pero lo tenemos a Él! Sí, amiga, tú lo tienes a El. Puedes venir a Dios con todas tus preocupaciones y angustias. Puedes decirle, como lo hizo Habacuc en los versículos de hoy, cuánto duele y Él te escuchará y no te ignorara. No te quedes callada. Habla con tu Padre. Sus oídos están siempre abiertos a las oraciones de cada una de Sus hijas.
Dios dice que nunca nos dejará ni nos desamparará, y cumplió esa promesa cuando envió a Jesús a morir por nosotras. Jesús vino y cambió la trayectoria de la historia. Él nos dio esperanza, paz y alegría. En lugar de sentirnos abrumadas por todo lo malo que nos rodea, podemos recordar que Jesús regresará y tener la esperanza de que pronto todo terminará. Podemos descansar en la paz y el amor de Dios y llenar nuestros corazones con Sus palabras de consuelo. La venida de Jesús es un recordatorio de que Dios está al tanto de todo lo que está sucediendo. Él no es ajeno. Él ve y Él está trabajando. Puede que no siempre lo parezca, pero Dios es consciente.
Esta temporada, quiero descansar en el hecho de que Jesús vino y lo cambió todo. Quiero animarte a pasar tiempo en Su Palabra y fortalecer tu fe. Mire a tu alrededor en busca de milagros y bendiciones. Están allí. La oscuridad nunca puede apagar la luz. En cambio, la luz ahuyenta la oscuridad. Derrama tu corazón ante Jesús y permite que Él te llene con Su esperanza y paz eternas. No te quedes en un lugar de desaliento. Permite que la venida de Jesús y la Palabra de Dios te eleven a un lugar de paz, gozo y esperanza.
Te deseo lo mejor de la temporada.
Ebos.
Desafío de la semana 2:
Esta semana, reflexionaremos sobre el quebrantamiento del mundo y la esperanza que tenemos en Cristo. El Adviento está destinado a recordarnos este quebrantamiento y la realidad de que todavía estamos esperando la plenitud y la redención completa en Cristo. A medida que avanzas en tu semana, toma nota de las cosas en tu vida que están rotas. Recuerda la verdad de la promesa de Dios, que Él viene y redimirá todo en Su tiempo perfecto.
Plan de Lectura de la Semana
Versículo a Memorizar
