La esgrima es un deporte que sólo observo durante las Olimpiadas. Es algo fascinante. No conozco las reglas, pero sé que es una batalla rápida entre dos atletas que usan espadas (llamadas foil o épée) para atacar y defenderse; y si asestan un golpe a su oponente, van acumulando puntos. Necesitan una buena resistencia, reacciones rápidas, mucha flexibilidad y equilibrio, una velocidad explosiva y pensar rápido. Todo esto les toma horas y horas de entrenamiento.
Esto me hizo pensar en la espada de Dios. Asimilando la batalla descrita en Efesios 6, entre nosotras y las fuerzas del mal, podemos decir que tenemos la victoria segura pero no la alcanzaremos totalmente intactas. Necesitamos prepararnos y ser capaces de usar la armadura que Dios nos ha dado.
La última parte de la armadura mencionada es la espada del Espíritu. Es la única parte de la armadura de Dios que tiene la capacidad de usarse como ataque y defensa. Nos dice que la espada es la Palabra de Dios, la Biblia, inspirada por el Espíritu Santo.
Hace unas semanas mirábamos la primera parte de la armadura: el cinto. El cinto de un soldado romano sujetaba su espada, y así como estas dos partes de la armadura están vinculadas, la verdad de Dios está unida con Su Palabra.
Debemos usar esta arma sabiamente para poder defendernos- resistiendo la tentación, así como avanzando en el evangelismo.
Cuando Jesús fue tentado por el diablo en el desierto, Él usó la espada del Espíritu, citando la Biblia para contestar al enemigo. Aún cuando el enemigo torció la Palabra de Dios, Jesús fue capaz de contestar usando la espada del Espíritu correctamente.
Pero aquí hay una advertencia: necesitamos practicar el uso de la espada del Espíritu para poder defendernos correctamente.
Cuando estemos tentadas a creer una mentira, podemos contrastar con la Palabra de Dios. Y para eso necesitamos práctica; así como también detectar cuando alguien está torciendo la Palabra de Dios. Esto toma mucho tiempo “entrenando”: en nuestros dormitorios, oficinas, autos, cocinas, donde sea que pases tiempo meditando y aprendiendo de la Palabra de Dios.
La Palabra de Dios es útil para alcanzar a otros. Como dice en Hebreos 4:12: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. Más que una espada es como el bisturí de un cirujano, haciendo cortes precisos para remover lo malo y traer sanidad. Cuando usamos la Palabra de Dios al evangelizar siempre debe ser en aras de traer a otros a tener una relación con Dios.
Conozco a una adorable mujer cristiana que se convirtió leyendo la Biblia por su cuenta. Ella estaba convencida y respondió. Hay muchas personas que se arrepienten al escuchar la Palabra de Dios predicada fielmente a través de muchos años, a veces les toma días, otras es instantáneamente, y Dios los lleva a la reconciliación consigo mismo, y otros creyentes son movidos gracias a los testimonios de otros creyentes fieles, que los encaminaron a escuchar y leer la Palabra de Dios.
¿Te imaginas una competencia de esgrima pero uno de los contrincantes compita sin su espada? Por eso debemos leer, aprender y entrenarnos para usar la Palabra. Ora por tus pastores y ministros, que el Espíritu Santo los guíe en la preparación de los sermones de la semana. Ora por ti misma, para que el Espíritu Santo te hable y te recuerde lo que aprendas, para que puedas defenderte pero también puedas alcanzar amorosamente a otros con la verdad acerca de Jesús.
En el libro “El Progreso del Peregrino” del autor John Bunyan, uno de los personajes, antes de morir, dice: “Mi espada la daré a aquel que continúe en el peregrinaje, y mi valor y habilidad la daré a quien pueda tenerla. Mis heridas y cicatrices me las llevo, como testigos para mí mismo, de que luché Sus batallas y que ahora, Él será quien me recompense”.
Julie
Desafío Semana 6:
Esta semana, enfócate en memorizar la Palabra de Dios y colocar no sólo tu mente en ello, sino también tu corazón. Después de orar, elige versos que te animen, que te den esperanza o te recuerden las promesas de Dios y escríbelos en notas o en tu diario de oración. Toma como ejemplo a Jesús, y contra ataca al enemigo con la verdad que hallaste en las Escrituras, memorizando y recordando la Palabra de Dios.
Plan de Lectura Semana 6
Versículo para memorizar Semana 6