Tú Eres La Morada de Dios

 

Juan 1:14 contiene una hermosa verdad: el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotras. Dios en Cristo se hizo carne y habitó entre nosotras. Pero, ¿por qué fue esto necesario? Fue necesario para que Jesús pudiera pagar el precio de nuestros pecados, para que pudiera vivir en nosotras y porque nos ama. 

 

Este es el Evangelio: Porque tanto nos amó Dios a ti y a mí, que nos dio a su Hijo unigénito, Jesucristo. Ahora, cualquiera que crea en Jesús puede vivir para siempre con Dios. Lo hermoso es que, cuando ponemos nuestra fe en Jesús, no sólo recibimos la seguridad de la vida eterna en la presencia de Dios, sino que recibimos la bendición divina de vivir cada momento en la presencia de Dios. Dios ya no residirá en un espacio separado de nosotras debido al pecado. Dios reside en nosotras en la persona del Espíritu Santo. 

 

La creyente es la morada de Dios-el templo de Su Espíritu. Toma una pausa y deja que esta verdad habite profundamente en ti. Medita en este milagro. ¡Qué honor es ser el templo de Dios mismo! 

 

El hecho de que podamos ser el templo de Dios cuando ponemos nuestra fe en Jesús revela el profundo deseo y amor de Dios por nosotras. Él hizo un camino para que Su presencia permanezca con nosotras para siempre. Esta verdad también confirma la pureza que tenemos en Cristo. Por nosotras mismas, no somos una morada adecuada para el Señor. Cuando somos lavadas en la sangre de Cristo en el momento de la salvación, nos convertimos en la casa del Espíritu Santo de Dios. 

 

Amiga, como creyente en Jesucristo, el inmaculado y amoroso Cordero de Dios, estás unida al Señor. Él está en ti, y tú estás en Él. Estás llena del poder de la resurrección. Estás llena de Dios. Tienes audacia y acceso a Él en todo momento. Él no está lejos, sino cerca y presente. Él es Emanuel, Dios contigo. 

 

Ya que tu albergas el Espíritu del Dios Viviente, puedes honrarlo con tu cuerpo, como Dios ordena a las creyentes en 1 Corintios 6. Romanos 12:1 nos muestra cómo hacerlo: le ofrecemos la totalidad de nosotras mismas. En Juan 6:38, Jesús proclamó con valentía que no había venido a hacer su propia voluntad, sino la voluntad de su Padre. Para ofrecernos enteramente a Dios, debemos proclamar esta misma verdad. Debemos renunciar al pecado y fijar nuestra mirada en Jesús (Hebreos 12:1-2). Una paz profunda sobreviene cuando nos rendimos a nuestro Padre amoroso. El enemigo no puede reclamar poder sobre nosotras cuando rendimos todo a nuestro Padre victorioso. 

 

Quiero recordarte lo que significa ser templo del Espíritu Santo. El amor habita en ti. La alegría habita en ti.. La paz habita en ti. La paciencia habita en ti. La amabilidad habita en ti. La bondad habita en ti. La gentileza habita en ti. La fidelidad habita en ti. El auto-control habita en ti. La plenitud de Dios es tuya, porque Él te eligió para ser Su morada.  

Grace Ann Hopkins

 

___________________

 

Estamos felices de anunciar nuestro proximo estudio, a partir del 19 de febrero, veremos la bondad de Dios en que no olvidó a Sara o a Noemí, dio coraje a Moisés, celo verdadero a Pablo, perdón y una vida nueva a la mujer adultera.

Todas las personas sobre las que vamos a estudiar – incluyéndonos a nosotras mismas – tienen corazones y almas que necesitan ser rescatadas.
En última instancia, encontraremos que la respuesta a nuestro quebrantamiento – sin importar quiénes seamos o qué hayamos hecho – es Cristo mismo.
En Dios siempre hay buenas noticias. Él no ha dejado a Su creación en el pecado. Él no ignoró el quebrantamiento de Su pueblo.
Acompáñanos en nuestro estudio “Quebrantada y Redimida” un estudio sobre el Dios que redime nuestra historia ❤️

Estudio Bíblico Relacionado

Recibe nuestras actualizaciones

Recientes