Tribulación Momentánea

 

“Porque esta tribulación, que es leve y momentánea, produce en nosotros una gloria cada vez más excelente y eterna. Por eso, no nos fijamos en las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” 2 Corintios 4:17–18

 

Los sueños que Dios nos ha dado siempre serán atacados por Satanás, el mayor enemigo de nuestras almas, y por personas que no entienden la obra de Dios en nuestras vidas. La familia y aquellos a quienes considero familia me han lastimado profundamente, y el dolor que una siente cuando la familia lastima es tremendo y hiere muy profundamente.

 

Los hermanos de José, su misma carne y sangre, estaban celosos de lo que sucedería si sus sueños se hacían realidad. Así que trataron de destruirlo a él y a sus sueños.

 

Tienes que saber esto, hermana querida, los sueños y aspiraciones que Dios te ha dado no pueden ser destruidos por nadie. Dios te los dio y Él es fiel para completar lo que ha comenzado en tu vida. ¿Cómo sé esto?

 

Miremos primero los versículos 8 y 9 en la Escritura de hoy:

 

“que estamos atribulados en todo, pero no angustiados; en apuros, pero no desesperados; perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no destruidos.” 

 

Nunca nos aplastará el dolor y el sufrimiento que atravesamos, aunque provengan de las manos de los más cercanos a nosotras. ¿Por qué? Porque la Palabra de Dios lo dice. Y yo creo más en la Palabra de Dios que en mi nombre, Ebos. Seremos confundidas por la cantidad de dolor que atravesamos, pero nunca seremos llevadas a un lugar de desesperación o desesperanza. Al igual que José, el Dador de nuestros sueños está vivo y observa cómo se cumple Su Palabra. ¡Aleluya! Seremos perseguidas porque creemos en Dios y no podemos vivir como los demás, pero aguanta, querida, Dios no te ha abandonado. Él no te abandonará. El que nos cuida nunca duerme ni se adormece. El Dios eterno de Israel es nuestra roca y nuestro fundamento, nuestra ancla y nuestra ayuda siempre presente en todo momento.

 

“Porque esta tribulación, que es leve y momentánea, produce en nosotros una gloria cada vez más excelente y eterna. Por eso, no nos fijamos en las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.”  2 Corintios 4:17–18

 

Cuando el Apóstol Pablo usó la frase “leve tribulación” de ninguna manera estaba tratando de trivializar el sufrimiento. Lo estaba comparando con la recompensa y la gloria que recibiremos cuando todo esté dicho y hecho. Mi dolor en este momento no es nada comparado con la belleza que Dios sacará de él.

 

¿Quién hubiera pensado que José se convertiría en el segundo hombre más poderoso de Egipto? Fue traicionado y vendido como esclavo por sus hermanos, acusado de adulterio por una mujer, encarcelado y olvidado por alguien que debería haberlo ayudado. Pero cuando llegó el momento, Dios, en toda Su gloria, apareció. José no se parecía en nada a su dolor, sufrimiento y pasado. Tanto es así que ni siquiera sus hermanos lo reconocieron.

 

Ese es el Dios al que servimos. Él no toma tu dolor a la ligera. Él ve tus sufrimientos y sabe qué hacer. Lo que Él traerá a tu camino estará muy por encima de toda comparación. Perdona a los que te lastiman y aparta la vista del dolor y el sufrimiento enfocándote en la Palabra y las promesas de Dios. Si Él lo dijo, entonces Él lo hará. Aguantemos, porque seremos recompensadas ​​poderosamente de este lado de la eternidad y, como nos aseguran los versículos del EOAO de hoy, estamos seguras de la eternidad con Él donde no habrá más lágrimas, dolor, sufrimiento ni tristeza.

 

Dios está a tu lado. Tú no estás sola. Pídele que abra tus ojos espirituales para que puedas ver las cosas desde Su punto de vista. De esa manera, te sentirás reconfortada para seguir adelante.

 

Oración: Dios, en momentos como éste, tengo ganas de quedarme en Tu presencia y no ir a ningún lado ni hacer otra cosa porque Tu Palabra ha llenado mi corazón de esperanza, seguridad y gozo. Gracias por Tu Palabra. Ayúdanos a centrarnos en Ti, a pesar de lo que vemos o sentimos. Abre nuestros ojos para ver nuestros sufrimientos desde Tu perspectiva, y que podamos ser consoladas y consolar a otras. Te amamos. Amén.

 

Ebos

 

Desafío de la semana 4:

Dios permitió que José soportara un gran sufrimiento en su vida para cumplir Sus propósitos divinos. Mientras lees, observa el sufrimiento de José. Después de completar la lectura de esta semana, repasa los momentos de su sufrimiento y reflexiona sobre cómo Dios redimió cada uno de esos eventos. ¿Crees que Dios puede obrar de la misma manera en tu vida? ¿Cómo ha redimido Dios ya algunas de tus temporadas de sufrimiento?

 

Semana 4 – Plan de Lectura 

 

Semana 4 – Versículo para Memorizar 

 

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