Traer a la Memoria

 

Hace unas semanas, fui al patio trasero con una cubeta y recogí un montón de piedras. Llevé la pesada cubeta al interior y vertí su contenido sobre la mesada de la cocina. Luego tomé un rotulador negro y escribí el año en curso en una roca. Debajo de la fecha, garabateé una frase corta para describir una oración recientemente respondida. Mi marido tomó su propia piedra e hizo lo mismo.

 

Nuestra colección de piedras marca la fidelidad de Dios a nuestra familia, y las tenemos expuestas en una cesta en nuestra sala. En los días en que mi fe flaquea, me siento en el piso y empiezo a sacar esas piedras para recordarme cómo el Señor respondió a nuestras plegarias. El siempre cumple Sus promesas y provee todo lo que necesitamos.

 

El profeta Jeremías experimentó grandes pérdidas, pero animó su alma ensayando el carácter de Dios y recordando que el amor del Señor es firme y seguro. Alineó su vida a la verdad sólida de quién es Dios en lugar de hacerlo a la pendiente resbaladiza de las circunstancias cambiantes. Durante nuestras propias temporadas de lamento, podemos mantener viva la esperanza en nuestros corazones fijando firmemente nuestros pensamientos en los atributos inmutables de nuestro Padre celestial.

 

“Esto traigo a mi corazón, Por esto tengo esperanza: Que las misericordias del Señor jamás terminan, Pues nunca fallan Sus bondades; Son nuevas cada mañana; ¡Grande es Tu fidelidad!” -Lamentaciones 3:21-23 (NBLA)

 

Su amor es ilimitado. El pacto amoroso de Dios por Su pueblo no está determinado por nuestras decisiones. Nuestro Padre sigue perseverando por amor incluso en medio de las circunstancias más indeseables. Aunque desfallezcamos, Su amor inmutable se mantiene firme y nunca nos abandona.

 

Su compasión es interminable. El Señor soporta nuestras cargas y nos proporciona un nuevo lote de misericordia cada mañana. Cuando entregamos nuestras vidas quebrantadas, Él nos colma de Su consuelo. Podemos confiar en que nuestro Padre siempre abrirá Sus brazos para recibirnos y restaurarnos si lo buscamos con corazones arrepentidos.

 

Su fidelidad es inagotable. Nuestro Padre continuamente nos da seguimiento y cumple lo que Él ha prometido. El enemigo puede traer frustraciones temporales, pero no puede frustrar el propósito de Dios para nuestras vidas si ponemos toda nuestra esperanza en el Señor. Nuestras vidas pueden estar en constante fluctuación, pero nuestro inmutable Dios no nos ha olvidado. 

 

Puede que hoy te enfrentes a tribulaciones externas, pero no tienes que ceder al miedo. Puedes consolar tu alma preocupada eligiendo recordar continuamente el carácter de Dios. La calamidad no puede consumirte si pones tu confianza completa sobre la Roca de tu salvación. 

 

Lyli

 

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