Sus Planes Mejores que los Nuestros

 

La historia de José es un ejemplo alentador de cómo los planes de Dios son mejores que los nuestros, incluso cuando no entendemos lo que está pasando.

 

José tuvo sueños, literalmente, sobre lo que Dios había prometido hacer en su vida. Soñó que sería un líder y que incluso sus hermanos se inclinarían ante él. No sorprende que a su familia no le encantara la idea. El camino para llegar allí no se parecía en nada a lo que José esperaba: arrojado a un pozo, vendido como esclavo, acusado falsamente y encarcelado. Por el amor de José a Dios, sirvió y trabajó humildemente, honrando a Dios con sus acciones. Al final, José vio que Dios cumplió Su promesa.

 

José tenía todas las razones para caer en la desesperación. Había sido vendido como esclavo por sus hermanos, acusado falsamente e injustamente encarcelado. En cambio, José usó las oportunidades que Dios le dio y fue fiel en honrar a Dios en todo lo que hizo. José continuó confiando en Dios, trabajando duro y manteniendo sus convicciones. Dios honró a José, no por algo que José hubiera hecho, sino para cumplir la promesa que hizo a los antepasados ​​de José: Abraham, Isaac y Jacob.

 

En el camino, José se conectó con la gente, usó sus talentos y se convirtió en un hombre piadoso. Cuando nos apresuramos a hacer realidad nuestros planes y sueños en nuestro propio tiempo, a menudo perdemos las oportunidades que Dios nos da para aprender, crecer y conectarnos.

 

Ninguno de mis propios sueños ha sucedido de la manera que pensé que sucedería. Dios me ha llevado a un viaje sinuoso que, como el de José, ha sido para la gloria de Dios, pero no siempre para mi comodidad.

 

Cuando nuestros sueños se sienten descarrilados, es fácil esforzarse por hacer que las cosas sucedan por nuestra cuenta. Nos escondemos de nuestras responsabilidades por decepción. Leemos un pasaje de las Escrituras como este y pensamos: “Qué bueno para José, todo salió bien para él”. Dios no solo proveyó un camino para José; Él envió a Jesús para ser nuestra gran liberación. Dios no ha terminado de allanar un camino, una vía o un desvío que nos lleve al lugar que Él ha planeado para nosotras. Dios es fiel en usar pruebas y tentaciones en nuestras vidas mientras nos prepara para lo que ha planeado. Toda bendición proviene de Él, y Él es fiel en recompensar la obediencia de Su pueblo en Su tiempo perfecto. Él solo nunca cambia, y Él es quien nos da buenos dones (Santiago 1:17).

 

Cuando nos tomamos el tiempo para mirar hacia atrás en lo que Dios ha hecho en nuestras vidas, podemos encontrar esperanza y paz al ver lo que Dios puede hacer con lo que nos parece un desvío. Si hizo todo esto por José, ¿qué podría estar haciendo en tu vida? Es más de lo que jamás podrías imaginar.

 

Cristal

 

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