Sufriendo con Gozo

¿Cuán a menudo te conmocionas cuando te hallas exactamente en medio de una prueba o adversidad?

La Biblia dice que todos los creyentes afrontarán pruebas y sufrimientos (1 Pedro 4:12-13).   Pero cuando nos pasa a nosotras, frecuentemente cuestionamos las razones. Nos retorcemos y luchamos por evitarlos. Se nos hace difícil ver a Dios en medio de todo eso.

En Hechos 16, puedes ver a Dios dirigiendo a Pablo hacia el fuego para rescatar a las personas del mismo.  Los versículos 6-8 nos dicen que el Espíritu Santo le cerró la puerta a Pablo y le prohibió ir a predicar a Éfeso para, en cambio, guiarlo a Filipos.

Dios intencionalmente envía a Su pueblo a los lugares donde el evangelio no se ha extendido.  Él divinamente nos coloca en el lugar correcto y en el tiempo correcto para alcanzar a los perdidos.

Una vez en Filipo, Pablo tuvo un gran éxito. Fue guiado a Lidia de Tiatira, quien no solo se convirtió en la primera conversión cristiana que se documenta en Europa, sino que empezó a organizar la primera iglesia filipense en su casa. (Hechos 16:13-15, 40).

¡Qué logro más asombroso por medio del Espíritu Santo!

Seguidamente, Pablo fue guiado a una joven esclava poseída por un demonio. A través del poder del Espíritu Santo, Pablo liberó a la joven de la opresión y agresión satánica en una hora. (Hechos 16;16-18).

¡Qué logro más asombroso por medio del Espíritu Santo!

Hasta aquí, es fácil ver por qué Dios guió a Pablo hacia Filipos: plantar una iglesia, exorcizar un demonio. Grandes logros para el reino de Dios fueron hechos.

Sin embargo, cuando la gloria y la obra de Dios son evidentes, debemos estar vigilantes y atentas a la oposición que se aproxima. (1 Peter 5:8).  Pablo y Silas fueron arrestados, severamente golpeados y encarcelados como resultado de ser obedientes a la dirección y el llamado de Dios.

¿Por qué es tan difícil para nosotras considerar el arresto, los golpes y el encarcelamiento de Pablo como un logro asombroso?

Creo que es porque cuando somos obedientes y hacemos el bien para Dios, esperamos que Él nos recompense haciendo el bien para nosotras. Desafortunadamente, eso no es una verdad bíblica.

La verdad es que el pueblo de Dios se enfrentará al sufrimiento y a la persecución como Jesús lo hizo (Filipenses 1:29, Mateo 16;24, 2 de Timoteo 1:8-9). No podemos controlar si sufriremos.   Lo único que podemos controlar es cómo elegiremos sobrellevar el sufrimiento.

Veamos cómo Pablo y Silas sobrellevaron su sufrimiento.

El Versículo 25 nos dice que ellos oraron y cantaron himnos a Dios mientras que los prisioneros los escuchaban.  ¡Qué asombroso es eso! Incluso en medio del sufrimiento y la persecución, estaban tan llenos de Dios que Él era lo único que salía de ellos.

Como la respuesta de Pablo y Silas al sufrimiento se enfocó en Dios, provocó que aquellos que estaban mirando y sufriendo se centraran también en Él.

Los creyentes pueden confiar que Dios es soberano en nuestras mejores circunstancias como en las peores. Aunque los resultados no salgan como planeamos, Dios sigue teniendo el control. Él puede llevar a cabo Su plan y Sus propósitos a través de cualquier persona o cosa (Job 42:2, Proverbios 16:9, Proverbios 19:21, Mateo 19:26).

Dios envió un terremoto sobrenatural para abrir las puertas de la prisión y liberar sus cadenas. ¡Aquí está el impresionante y milagroso rescate que hemos estado esperando! Asumimos que Dios envió este terremoto para liberar a Pablo y a Silas como recompensa por todo su sufrimiento.

Pero no, Pablo y Silas no escaparon.  No huyeron. El amor de Jesucristo los obligó a quedarse y sacrificar su libertad física por la libertad espiritual del carcelero.

La gente sabrá que somos cristianas por nuestro gran y sacrificado amor (Juan 13:34-35).  Pablo y Silas estaban tan llenos de Dios que ellos continuaban expresando lo que había dentro de ellos: el evangelio de Jesucristo.  Después del terremoto, Pablo compartió el evangelio con el carcelero y su familia.

En pocas palabras:  la paz con Dios puede encontrarse solo en Cristo, solo por gracia, solo por fe.

Dios deliberadamente guió y dirigió a Pablo y a los discípulos a enfrentar encarcelamientos injustos y varios vapuleos para que el carcelero y su familia fueran salvos.

¡Qué asombroso logro por medio del Espíritu Santo!

Durante nuestros períodos de sufrimiento, es muy fácil centrarnos en nosotras mismas y perder lo que Dios está haciendo a nuestro alrededor. ¿Escucharán los “prisioneros” a nuestro alrededor nuestras canciones de alabanza y adoración a Dios o nos oirán lamentar y quejarnos de nuestras circunstancias?

Cuando Dios nos ofrece rescatarnos de nuestro sufrimiento, ¿haremos el sacrificio de continuar compartiendo de Dios con aquellos que están atrapados en su sufrimiento y que aún necesitan a Jesús?

¿Seremos diligentes asegurándonos mantener nuestros corazones tan llenos de Dios y rebosantes de amor que cuando lleguen los tiempos difíciles, nada más que el amor de Dios se derrame?

Subestimamos enormemente nuestro poder y capacidad para alcanzar a las personas especialmente en medio de nuestro sufrimiento. Cuando sabemos llevar el sufrimiento a causa de Dios, tenemos el privilegio de revelar la esperanza que tenemos en Jesús.  A su vez, esto puede moverlos a buscar esa esperanza también.

¿En qué circunstancias estás luchando para sufrir con gozo a causa de Dios?

¿Cómo podemos orar por ti?

Paz y gracia para ti.

 

 

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