Sólo Cristo Puede Darte lo que Necesitas

 

 

“Por lo cual te digo que sus pecados, que son muchos, han sido perdonados, porque amó mucho; pero a quien poco se le perdona, poco ama». Entonces Jesús le dijo a la mujer: «Tus pecados han sido perdonados». Los que estaban sentados a la mesa con Él comenzaron a decir entre sí: «¿Quién es Este que hasta perdona pecados?». Pero Jesús dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz».”

 

 

Si en nuestra mente nos trasladamos al momento que describe nuestra lectura de hoy, seguramente nos impresione la bondad mostrada por el Salvador; y conocer algunos factores claves nos ayudará a gozar de un contexto más amplio para profundizar en las enseñanzas de Jesús.

 

Consideremos que era una costumbre entre los fariseos invitar a rabinos que estuvieran de paso para dialogar, lo consideraban como una buena obra, y más porque dejaban la puerta de sus casas abiertas para que desde afuera se pudieran escuchar las elevadas conversaciones que procuraban tener. Sin embargo, en este caso se obviaron varias de las acostumbradas atenciones que se procuraban para los visitantes.

 

Es así que Simón, el fariseo anfitrión, no dio un beso a Jesús al recibirlo, no le ofreció agua para lavar sus manos ni sus pies, muy probablemente, porque el propósito de este encuentro, como ya había pasado en otros, era hacer caer al Señor en algún error, y mostrarlo como un hablador. Esto no era algo que tomara a Jesús por sorpresa, pues Él era compasivo, misericordioso y dispuesto a acercarse a todo tipo de personas, y eso lo confirmamos con los eventos siguientes. 

 

Una mujer con visibles y “escandalosos” pecados irrumpe en medio de la casa para atender a Jesús como nadie más lo hizo, aunque esto le implicó humillarse públicamente. Esa mujer llegó ante Su presencia motivada por la gratitud, por haber sido perdonada y limpiada de sus pecados, pasando de muerte a vida.

 

Es posible que te identifiques con esta mujer, que digas estar dispuesta a hacer lo mismo si fuera tu caso, pero también es posible que tu conducta sea como la de quienes la juzgaban, murmurando de los pecados de otros, o como la de los fariseos, poniendo una aparente piedad como la norma válida. Si es así, sólo Cristo puede darte lo que necesitas.

 

Tal como en ese momento, hoy el Señor conoce y ve cada corazón. No importa si tus pecados son escandalosos o si los mantienes en aparente secreto, sabes que son muchos, y necesitas acudir a Jesús en arrepentimiento y fe para gozar de una nueva vida en Él. Si ya lo has experimentado, es tiempo de perseverar haciendo el bien, de animar a otros a seguir, y ser fieles hasta Su regreso.

 

Padre Dios, te alabo por la gracia y misericordia que derramas cada día sobre los Tuyos. Ayúdanos a acudir a Ti conscientes de lo mucho que nos has perdonado, agradecidas por Tu perdón, y danos paz y fortaleza para esperar en Ti, mientras caminamos en fe sabiendo que nos ves, nos conoces y nos cuidas. En Jesucristo, amén.

 

Ileanis Martínez

Panamá

 

Ileanis

Estudio Bíblico Relacionado

Recibe nuestras actualizaciones

Recientes