Sígueme

 

“No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento»

 

El pasaje de hoy describe a Mateo, (Leví en hebreo), con el oficio de publicano, su tarea era cobrar los impuestos a los judíos para entregarlos al imperio romano, sus enemigos. Los publicanos eran conocidos por aumentar los cobros para apropiarse de parte del dinero, esto los hacía merecedores del desprecio general de la sociedad judía, por considerarlos traidores y ladrones, ni siquiera podían ir al templo, los trataban como impuros, y su grupo de amigos también eran rechazados socialmente.

 

Cierto día Mateo se encontraba sentado en la oficina de los tributos cuando Jesús lo vio, y lo llamó diciéndole: “Sígueme”.  Solo una palabra fue suficiente para que sucediera en su vida un cambio radical, dejándolo todo siguió a Cristo.

 

Mateo obedeció inmediatamente y, a raíz de su conversión, preparó un banquete con muchos invitados. Este fue su primer acto de evangelización.

 

Pero los escribas y fariseos que vigilaban constantemente al Maestro, le   preguntaron a Sus discípulos, ¿Por qué comen y beben ustedes con los recaudadores de impuestos y con los pecadores?” v.30

 

Para estos religiosos, que con disgusto renegaban entre dientes, el comportamiento de Cristo era contrario a las tradiciones que ellos practicaban. Su religiosidad los llevaba a pensar que por sus obras serían declarados justos, por lo que eran y por lo que hacían; su corazón endurecido y soberbio no quería entender el mensaje y la misión del Mesías.

 

En los versos 31 y 32, la primera declaración de Jesús deja claro que la atención médica no es necesaria para los sanos, pero es urgente para los que están enfermos, no refiriéndose a una enfermedad física, sino espiritual. 

 

Su segunda respuesta a la crítica es una afirmación que muestra el propósito de Su mensaje, buscar a los perdidos llamándolos al arrepentimiento para vida eterna (Mt.4:17). 

 

Por su parte, los fariseos creyéndose justos, pensaban que no tenían necesidad de arrepentirse de nada, así que el Señor estaba en el lugar correcto, pues, tanto los publicanos como los fariseos necesitaban ser salvados.

 

Puede que hayas notado en ti, como lo he hallado en mí, esa tendencia a creer que mereces la aceptación de Dios, omitiendo que la salvación es por gracia, y no puede darse sin arrepentimiento. Es necesario, creer y vivir la Palabra de Dios como la única verdad, que ante su luz examine tu corazón y saque tus prejuicios, que depure las normas religiosas que te llevan a actuar falsamente, apuntando el pecado del otro, pero ignorando el propio. Necesitas sanidad espiritual, cuando te cuesta amar al perdido o a tu propia familia, sintiendo arrogancia, creyéndote mejor. 

 

Jesús te está llamando hoy con el mismo llamado que hizo a Leví. Acude a aquel que te ve, te conoce y te cuida, el Único que puede salvarte.

 

Padre amado, gracias por verme y conocerme, ante Ti no puedo ser hipócrita, Tu misericordia y perdón me han rescatado cuando me encontraba muerta en mis delitos y pecados, quiero agradarte con mi vida y que mis obras sean para Tu gloria. Ayúdame a tener una verdadera comunión contigo y a permanecer en Ti, en el nombre de tu Hijo. Amén.

 

Creciendo en Su Palabra

Erica Cárdenas Cueto

Erica

Estudio Bíblico Relacionado

Recibe nuestras actualizaciones

Recientes