Siempre hay Esperanza

 

Es fácil sentirse desanimada y sin esperanza mientras se está deseando que las cosas mejoren. Estos sentimientos son reales y conocidos por mi Padre, Dios. Sin embargo, entre todos estos sentimientos, la palabra que no puedo sacar de mi cabeza ha sido esperanza. Y durante estos conflictos presentes es que he descubierto el significado de la fe y la realidad de la esperanza. Este mundo no lo es todo. Si así fuera, entonces sí estaría desesperanzada. 

 

Algo que el Señor ha estado enseñándome durante estos años es que la fe genuina se revela durante la prueba. Puede parecer una verdad dura al principio, pero ahora se que Dios jamás nos habla la verdad sin recordarnos cuánto Él nos ama. Las situaciones que atravesamos son reales y muy difíciles a veces, pero he hallado que las pruebas que vivimos en nuestros cuerpos humanos no disminuyen nuestra esperanza o de pronto la hacen parecer como una mentira. Esto es porque no sólo tenemos a un Dios que sufre con nosotras (Juan 14:16), sino que también sufrió por nosotras, para que pudiésemos tener la confianza de creer que este mundo no lo es todo. Apocalipsis 21:4 ha sido mi grito de batalla:

 

 “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.”

 

 Dios nunca quiso que viviéramos en un mundo lleno de dolor; Su intención era la perfección, pero debido al pecado de la humanidad, fuimos separados de Él. Pero en Su amor, nos dio a Su hijo para ofrecernos la manera de acercarnos y ser restauradas en perfecta unidad con Él. Dios prometió un día a partir del cual no habrá más dolor. Él también redime nuestro dolor en esta tierra y lo usa como un puente que nos acerca cada vez más a Él y a otros; y para salvar vidas.

 

Nuestro Dios realmente se preocupa por nuestras emociones y sentimientos. En el Salmo 62:8, Él nos dice que le podemos derramar nuestros corazones. Es este estado, quebrantado y necesitado, el que Él desea; el Salmo 51:17 menciona que nuestros corazones rotos son un sacrificio agradable para Él, y más preciosos que cualquier cosa. Del mismo modo en que Él empatiza con nuestro dolor, nuestro Dios nos ama con tal intensidad, que no nos ha privado de conocer la verdad. Y esta verdad es que Él nos ama tanto que envió a Su Hijo para morir por nosotras para poder vivir para siempre con Él (Juan 3:16). Nos dice que en este mundo tendremos aflicción, pero sí creemos en Jesús, ya hemos vencido al mundo. Si creemos en Jesús, tenemos una esperanza mayor que el poder de nuestras circunstancias (Juan 16:33).

 

El dolor no opaca la realidad de un Dios amoroso, en cambio, es el sufrimiento el que hace brillar aún más la naturaleza incondicional de Su amor y presencia. El Salmo 139:5-10 es quizás una de las descripciones más elocuentes de Su fidelidad hacia nosotras, expresando que no importa a dónde vayamos o lo que hagamos o cómo nos sintamos, Él nos sostiene, permanece a nuestro lado y nos ama. Romanos 8:39 dice que nada puede separarnos del amor que es en Cristo Jesús, Señor nuestro.

 

 1 Corintios 13:13 dice esto: “Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.” No solía entender lo que significaba, pero ahora sí. El Señor nos está dejando saber que la fe es vital en nuestro caminar en esta tierra, lo que nos trae esperanza. Pero cuando estemos en el cielo por nuestra fe en Jesús, ya no necesitaremos esa fe para creer en algo que no hemos visto o la esperanza que nos recuerde que hay un mejor lugar. Al final, veremos el Amor y lo conoceremos por completo y estaremos por siempre envueltas en él.

 

 Amiga, esta tierra no es tu hogar. Es una vivienda temporal. Si estás esperando por algo más, permanece anhelandolo. 2 de Corintios 5 es una de esas hermosas representaciones de dicho anhelo, diciendo, “tenemos un edificio en Dios, una casa no hecha por manos humanas, que es eterna en los cielos”. Continúa diciendo, “Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu. Así que vivimos confiadas siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor porque por fe andamos, no por vista.” El Señor ha propuesto algo mayor para ti. Te creó con el deseo de estar contigo por siempre y jamás separarse. Eres amada, tu propósito es ser Suya, y que tengas esperanza en una vida eterna cuando creas en Él. ¡Qué dicha, qué paz, qué tranquilidad!

  

Así que, permanece firme en tu esperanza. Y ésta es tu esperanza:  

 

“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.” – 1 Tesalonicenses 4:16-18.

 

Grace Ann

 

Desafío de la Semana

Haz que cada día cuente. Esta semana, pídele al Señor que abra las puertas de oportunidad para compartir el por qué tienes esperanza cuando miras hacia el futuro.

 

Plan de Lectura de la Semana

 

Versículo a Memorizar

 

 

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