Recuerda Todo lo que Dios ha hecho

 

 

Sabemos que existe una batalla librándose a nuestro alrededor aunque no la podemos ver. Hemos estado leyendo acerca de esto en las semanas anteriores, pidiendo a Dios que nos ayude a colocarnos la armadura completa para así poder resistir los ataques del enemigo. Hay una batalla por nuestras almas, y el enemigo apunta a la mente. Es por eso que Romanos 12 dice que somos transformadas en la renovación de nuestras mentes. La mente de los hijos de Dios es un territorio que el enemigo anhela arrebatarle a Dios para así conducirnos a la muerte. 

 

Se nos ha advertido estar alertas y ser sobrias, porque el enemigo de Dios nos acecha como león rugiente, buscando devorarnos (1 Pedro 5:8). No podemos negar la verdad, el objetivo del enemigo es destruirnos (Juan 10:10). Él se disfraza como ángel de luz, buscando engañarnos (2 Corintios 11:14). Será fácil caer en sus engaños si no estamos apercibidas ni buscamos el rostro de Dios para que renueve nuestras mentes en Su presencia y con Su Palabra. Es tan fácil que la mente se desvíe de la verdad si no hacemos de la verdad nuestra prioridad y la tomamos como nuestra. Por eso debemos usar el casco de la salvación. 

 

Ponerse el caso involucra oración. Debemos orar para estar alertas, para ser sabias y tener discernimiento. Dios es el dador por gracia de todas estas cosas cuando las pedimos, y es honrado cuando se las pedimos (Santiago 1:5). Debemos orar para que todo lo que provenga del Espíritu abunde, y todo lo que no, sea destruido. Debemos estar en comunicación con Dios. Antes de que Jesús ascendiera a los cielos, le dijo a Sus discípulos que les daría Su Espíritu (Juan 14:26). El Espíritu de Dios mora en los creyentes, y eso es lo que marca la diferencia. Tenemos a Jesús como nuestra compañía todos los días. Cuando el diablo tentó a Jesús en Mateo 4, él conocía la Palabra tanto como Jesús la conocía, pero Jesús tenía al Espíritu Santo. Y necesitamos que el Espíritu nos guíe a lo largo de la vida. Necesitamos estar en comunión con Él y nunca dejar de confiar en Él (Efesios 6:18).

 

 Ponerse el casco de la salvación involucra conocimiento de Dios y fe en Su Palabra. Debemos meditar en Su Palabra continuamente, conocerla y creerla. Debemos recordarnos constantemente de la salvación que Dios nos ha dado a través de la sangre de Jesús y en nuestra nueva identidad como hijas de Dios. Debemos vivir en la Palabra. No se trata de solo decirnos “cosas positivas” para sentirnos mejor, sino de proclamar la Palabra de Dios en toda situación. La Palabra es verdad, y la verdad nos trae libertad (Juan 8:32). La Palabra es todo lo que Filipenses 4 nos menciona acerca de los pensamientos de los que nos debemos llenar. Es verdadera, de buen nombre, justa, pura, amable, bondadosa y digna de adoración. Está viva y activa (Hebreos 4:12). Nace de la boca de Dios (2 Timoteo 3:16). 

 

Así que salir victoriosas frente al enemigo luce así: cuando el enemigo trate de definirte por tu pecado, recuérdate lo que Dios ha hecho. Él te ha salvado por Su sangre y quitó todos tus pecados de ti (Salmo 103:12) . Cuando te sientas sola, recuerda lo que Dios ha hecho. Envió a Su Hijo para abrir un camino que te acercara más a Él, y te ha dado Su Espíritu (Juan 14:26). Él proveyó para Su pueblo y no se detendrá, porque nada es imposible para Él (Mateo 19:26). Esto es lo que significa ponerse el casco de la salvación-vencer las mentiras con la Palabra de Dios. 

 

 Aunque esos dardos de fuego vengan de todos lados, aun de aquellos que no podemos ver, no debemos temer porque la Palabra nos dice que Jesús venció al mundo (Juan 16:33). La Palabra nos dice que como creyentes, también hemos vencido al mundo por nuestra fe en Jesús(1 Juan 5:4). La Palabra nos dice que Dios nos cubre por todos los flancos (Salmo 139:5). La Palabra nos dice que al haber recibido el evangelio de la salvación, el Espíritu nos ha sellado (Efesios 1:3). Debemos caminar lado a lado con el Espíritu en el camino de la vida. Debemos buscarlo en todo momento. Debemos tener presente la poderosa Palabra de Dios en todo momento y hablarnos sin cesar. 

 

 Amiga, en cada momento, recuerda lo que Dios ha hecho por ti. Él te salvó y te declaró victoriosa. 

 

Grace Ann

 

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