Trabajo para una organización sin fines de lucro que existe para compartir la esperanza y el amor de Jesús con mujeres de la industria del entretenimiento para adultos. Esto lo hacemos llevando comida casera a clubes de striptease de todo el país todos los jueves por la noche con el objetivo de cultivar relaciones y compartir el evangelio.
Hace unas semanas, hablaba con una chica nueva en el club al que voy constantemente. Me preguntó qué hacía en el camerino si no estaba allí para trabajar. Le dije que las chicas de aquí nos llaman las “chicas de la iglesia” y le expliqué el propósito de nuestra visita. Naturalmente, me miró confundida pero intrigada. Dijo: “Nunca he conocido a nadie de una iglesia que quiera venir aquí”.
Al pensar en el pasaje de hoy, lo que desearía haberle dicho a mi nueva amiga es: “Estoy aquí porque Dios me ha amado y quiero compartir ese amor contigo”. Creo que esto resume lo que Jesús intenta transmitir, no sólo en estos dos versículos, sino en todo el capítulo de Juan 15.
Gozo obediente
Como verán, las bendiciones de Dios nunca debieron terminar en nosotros. El amor que vivimos en Cristo está destinado a extenderse a quienes aún no conocen ese amor. Quienes viven obedientes a él experimentan un gran gozo.
El mandato de Jesús en Juan 15:11-12 se fundamenta en su propia obediencia a los mandatos de su Padre y en un amor inquebrantable. Como lectoras atentas de la Biblia, sabemos que la forma en que Jesús comienza el versículo 11 (“Les he dicho estas cosas”) debería hacernos reflexionar sobre lo que dijo anteriormente.
En los versículos 1-11 del capítulo 15, Jesús describe cómo es permanecer en el amor del Padre como las ramas permanecen en la vid y producen fruto gracias al cuidado atento del viñador. Quien permanece está a salvo del fuego, provisto por el Padre y capaz de vivir una vida fructífera. ¡Qué hermosas realidades!
Gozo perdurable
Pero, ¿cómo debemos permanecer? En el versículo 10, Jesús dice que la manera de permanecer es guardando sus mandamientos como él guardó los del Padre. El propósito de esta obediencia es que el gozo de Cristo esté plenamente en nosotros.
¿Cuál es su gozo? Para Cristo, su gozo fue conocer a su Padre y guardar sus mandamientos. La bendición de conocer a su Padre a través de una relación sujeta a Él lo impulsó a vivir los propósitos del Padre.
Si eres como yo, hay días, épocas y situaciones en las que siento que los mandamientos de Dios existen para retener cosas buenas o para inhibir mi experiencia de gozo. En el Salmo 16:4a y 11 (RVR1960), David proclama: «Las penas de los que corren tras otro dios se multiplicarán… Me harás conocer la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; a tu diestra, delicias para siempre».
Cristo ofrece su vida como prueba de que la obediencia a los mandamientos de Dios es donde se encuentra la buena vida. Lo que se obtiene al obedecer es descubrir un poco más de quién es Dios, y en Él se encuentra el gozo.
Alegría amorosa
Jesús resume su mensaje con el mandamiento del versículo 12: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado». Como lectoras atentas de la Biblia, esto debería hacernos reflexionar sobre la pregunta: ¿Cómo nos ha amado Cristo? Me encanta cómo lo resume Hebreos 12:2 (RVR1960): «Por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza, y se sentó a la diestra del trono de Dios».
El amor de Cristo por su Padre y su deseo de vivir obedientemente sus propósitos lo llevaron a fijar su mente en Jerusalén, donde consideró un gozo el morir. ¡Él dio su vida por nosotros! Los pecadores, inmerecedores de la gracia y el amor del Padre, son llevados a una relación sujeta a Él mediante la obediencia a Cristo. En Juan 10:10, Jesús dice: «Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia».
Escucha a Cristo que te llama a una vida de gozo mientras vives en obediencia a Dios y compartes con los demás el amor que has experimentado a través de Cristo.
Jenna Rea
________
Semana 5 – Plan de Lectura
Semana 5 – Versículo a Memorizar
