Pidiendo lo Imposible

 

“Por este niño oraba, y el Señor me dio lo que le pedí. Yo, pues, lo dedico también al Señor; todos los días que viva, será del Señor. Y adoró allí al Señor.” – 1 Samuel 1:27–28

 

Me encanta Ana. 

 

Su determinación de esperar y permanecer sin reproches, incluso en medio de la decepción, y aún más en medio del insulto, es, hasta el día de hoy, tan increíblemente inspiradora para mí. Ana conocía en persona el dolor profundo. No sólo era incapaz de concebir sus propios hijos en ese momento, sino que la segunda esposa de su marido, Penina, tenía muchos hijos e hijas. Como si eso no fuera suficiente sal en la herida, Penina era mala. Era una chica mala. Sí, había chicas malas en la Biblia.

 

“Y su rival la irritaba, la enojaba y la entristecía porque el Señor no le había concedido tener hijo” – 1 Samuel 1:6

 

Si eso no es ser una chica mala, entonces no sé qué es.

 

Para mí, uno de los muchos rasgos admirables del carácter de Ana es que, a pesar de las repetidas burlas, el acoso y las provocaciones de Penina, no cedió a su carne ni reaccionó con ira. Por el contrario, elevó sus ojos al Señor en ferviente oración. “ella, con gran angustia, oró al Señor y lloró desconsoladamente.” (1 Samuel 1:10).

 

Lo que es importante notar aquí es que el estado emocional de Ana no fue pasado por alto, fue reconocido y destacado. Ella estaba angustiada y llorando mientras oraba. No tenemos que tenerlo todo controlado ni reprimir nuestras emociones y sentimientos antes de arrodillarnos ante nuestro Padre. Ana comprendió que el único que podía manejar su corazón roto y proporcionar el alivio que ella deseaba desesperadamente era Dios.

 

El Señor escuchó a Ana en su angustia y la bendijo con Samuel, su primogénito. Ella cumplió su palabra de entregarlo al servicio del Señor. Qué sacrificio tan difícil debe haber sido, pero en su sacrificio, el Señor lo usó para Su gloria, como siempre lo hace, incluso hoy. Ana le dio al Señor todo lo que le importaba.

 

Me costó pasar por un divorcio para rendir todo al Señor. Pensé que estaba viviendo en total rendición, pero rápidamente aprendí que había lugares en mi vida que todavía sostenía con un fuerte agarre, pensando que los podía manejar por mi cuenta. Mis hijos. Mis finanzas. Mi futuro. Mis miedos. Mis decepciones. Incluso en una temporada en la que sentí que no tenía elección en el asunto, tuve una elección. Era la elección de alegrarme, incluso en el dolor y el sufrimiento. 

 

Ana oró por lo imposible y nosotras también podemos hacerlo. 

 

El Señor siempre está trabajando en nuestras temporadas de espera.

 

Mis hijos y yo experimentamos la fidelidad del Señor en nuestro tiempo de espera. Oramos todas las noches durante más de un año, agradeciendo al Señor por el techo sobre nuestra cabeza (aunque la casa estaba en venta) y hablamos verbalmente de nuestra fe y confianza en que Él tenía un plan bueno y perfecto para nosotros, incluso mientras esperábamos. 

 

No somos víctimas del divorcio, sino receptores de la hermosa redención de Dios. Él siempre tuvo un plan. 

 

Cuando se vendió la casa, la que encontré en la lista dentro de mis posibilidades no sólo había sido listada ese mismo día, sino que acababa de terminar de construirse. Mientras esperábamos, orábamos y no cedíamos al miedo ni nos amargábamos por nuestras circunstancias, ¡Dios nos estaba construyendo una casa! Nuestro hogar será conocido para siempre como la casa que Dios construyó. 

 

Cuando Dios vio la burla y la mezquindad de Penina hacia Ana, vio el quebranto de Ana y la bendijo. Nuestro Dios también hace esto por nosotras. Tal vez no de la misma manera, pero Él siempre está trabajando en nuestras circunstancias, independientemente de lo que podamos ver.

 

Mi oración por ti hoy puede parecer imposible, pero es que tu corazón permanezca tierno, incluso en la prueba. Que el carácter y el hermoso corazón de Ana te animen a permanecer resuelta en tu fidelidad al Señor, que todo lo ve, que todo lo oye, y que es el que verdaderamente libra nuestras batallas. Permite que Él se ocupe de los mezquinos, de los que juzgan o acusan injustamente. Que con valentía y humildad vivas una vida que sea honorable y bendecida.

 

Kelli

 

Semana 3 Desafío:

¿Quién en tu vida es una poderosa guerrera de oración? Esta semana, tómate el tiempo para animarla y hacerle saber cómo te han impactado sus oraciones.

 

Semana 3  Plan de Lectura

 

Semana 3  Versículo a Memorizar

 

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