Oraciones desde la fosa de la muerte

 

 


Y dijo: Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó; Desde el seno del Seol clamé, Y me oíste.”
  Jonás 2:2

 

Estamos frente a la historia del profeta Jonás, seguramente lo conoces como el hombre que huyó para no cumplir la tarea que Dios le había encomendado, fue en dirección contraria a Nínive y tomó decisiones equivocadas, para evadir su responsabilidad de obedecer.

 

Seguramente también sabes lo que le sucedió en el mar, pero, este relato no es simplemente la historia de un hombre tragado por un pez, es una grandiosa muestra de la misericordia y la gracia de Dios. 

 

Observamos que el Señor envió al profeta a Nínive para anunciarles el castigo por la gran maldad de ese pueblo, incluso les dio el tiempo exacto para su destrucción (40 días), pero Su mensaje también incluía un llamado al arrepentimiento para evitar su condena. Sin embargo, a juicio de Jonás, el pueblo de Nínive no merecía el perdón de Dios.    

 

Dios siempre cumple Su propósito y nada se escapa de Su voluntad, pues tiene dominio absoluto sobre toda Su creación. Él tenía preparado un gran pez que se tragó a Jonás, y duró allí tres días y tres noches, llevándolo a reflexionar y clamar por su salvación, luego lo vemos arrepentido y dispuesto a ir a cumplir su misión, pues no fue eximido de llevar  a cabo su tarea.

 

Jonás pudo haber muerto en el vientre del pez desde el primer momento, pero Dios lo sostuvo y no lo permitió.

 

Algunos dudan de este relato, pero el Señor Jesús menciona en Mateo 12:40 lo siguiente: “Porque como estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra.” 

 

Las palabras de Cristo afirman la veracidad de la historia de Jonás, y este pasaje es una figura de Su propia muerte y resurrección. 

 

La gracia y la misericordia del Señor se ven manifestadas en la historia de Jonás, cuando escuchó su oración y lo sacó de la profundidad en que cayó por su desobediencia, pero también se ve sobre los ninivitas que fueron amonestados, reconocieron su pecado y se se volvieron de sus malos caminos, suplicando el perdón de Dios, quien fielmente los preservó.

 

 

Así mismo nosotras, al desobedecer la palabra de Dios y tomar decisiones a nuestro parecer, caemos en situaciones difíciles, que nos lleva a pensar que no  tenemos salida y nos sentimos morir. Es ahí en esos momentos, que debemos volver la mirada a nuestro amado Salvador.



Cuando te encomiendan una tarea en la iglesia en los diferentes ministerios, como evangelizar, trabajar con mujeres, niños etc., ¿das excusas como: no estoy preparada, no tengo tiempo, o el sitio es peligroso? ¿Te has ido de algún sitio queriendo escapar de una responsabilidad o problema? ¿Ese tiempo ha sido útil para meditar y tomar las acciones correctas?. 

 

No es posible esconderse de Dios, pero si podemos invocar Su ayuda y alabarlo desde cualquier lugar, incluso, cuando estamos pasando por pruebas. Primero examina y reconoce si la situación por la que pasas es una consecuencia directa de alguna desobediencia.

 

Dios está siempre a nuestro lado, al igual que lo estuvo con Jonás.  Oremos  al Señor arrepentidas y con el deseo de cumplir Su voluntad. 

 

Padre, gracias por oír nuestras oraciones y ayudarnos en nuestras aflicciones. Ayúdanos a escuchar tu voz, obedecerte y servirte fielmente.            

 

En el nombre de Jesús, amén.

 

A los pies de Jesucristo

Yaneth Olivares de Gaviria 



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