Alabado sea el Señor porque tenemos un Redentor que vive y que un día pisará la Tierra. Jesús, nuestro Redentor, está vivo. Pienso en Lucas 24:1-10, cuando Lucas describe cómo las mujeres fueron al sepulcro al amanecer y lo encontraron vacío. El versículo dos dice: “No encontraron el cuerpo del Señor Jesús”.
Intento ponerme en su lugar. Creo que experimentaría una serie de emociones: confusión, tristeza, miedo, etc. La Biblia dice que “estaban perplejas” (Lucas 24:4). Yo también lo estaría. Los ángeles les recordaron las palabras de Jesús cuando les dijo que iba a resucitar. Me encantan las sencillas pero profundas palabras del ángel: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado”.
Redimidas y perdonadas
Que Jesús esté vivo lo cambia todo. Cuando Adán y Eva pecaron en el jardín, trajeron el pecado y la muerte al mundo. Todas tenemos un problema de pecado. La Biblia es muy clara en Romanos 3:23 “ por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios“. No hay persona en la tierra (aparte de Jesús) que haya estado libre de la presencia y el poder del pecado.
Nuestro pecado nos pone en deuda con un Dios santo. Ahora nosotras, o alguien más, tiene que pagar esa deuda. Necesitamos redención. Romanos 3 continúa diciendo en el versículo 24 que ” siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús.” Jesús nos redime de nuestra deuda con el pecado.
Él es nuestro Redentor. Él asumió el castigo por nuestro pecado en Su cuerpo en la cruz. Él murió por tu pecado y mi pecado. El perdón y la victoria se encuentran en Él.
Resucitado victoriosamente
La historia de la redención no termina con su muerte. Fue sepultado en una tumba, y tres días después resucitó. En 1 Corintios 15:17 dice: “ y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.” Continúa en el versículo 19 diciendo: “ Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres“.
La resurrección de Cristo es fundamental para nuestra fe. Si Cristo no resucitó, entonces no tiene poder sobre la muerte. Si Él no tiene poder sobre el pecado y la muerte, entonces nuestra fe no tiene sentido. Pero ¡alabado sea Dios porque no es así!
Sabemos que resucitó. Por lo tanto, Él ha vencido a la muerte. Sabemos que la muerte no es el final para nosotras. Nos espera una vida resucitada con Jesús. Primera de Corintios 15:26 nos recuerda que “ Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte“. Jesús logró esta victoria sobre la muerte a través de Su muerte y resurrección. ¡Qué noticia tan increíble!
Un día, nosotras también resucitaremos y estaremos con Dios en el cielo. Adoraremos para siempre ante el trono de Dios. Esta verdad fue lograda para nosotras por Jesús a través de Su muerte y Su resurrección. Un día, Jesús regresará y pisará la tierra. Para aquellas que han confiado en Él, estarán con Jesús para siempre. Alabado sea el Señor porque tenemos un redentor que vive y que venció al pecado y a la muerte por nosotras.
Mary Leslie