No Tengas Miedo

“Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles; porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad.” – Hechos 18:9-10

 

La Palabra de Dios es increíblemente poderosa. Puedo leer el mismo pasaje de la Escritura en diferentes momentos y siempre aprendo algo nuevo. El Señor además nos habla de otras maneras, y la mayoría de las veces, Su método es muy creativo: usará la ayuda de otras personas para llevar a cabo el trabajo.

Actualmente estoy en un tiempo de reconstrucción.

Se dice que lleva un promedio de dos años para volver a sentirse normal después de un divorcio. Realmente ya no sé qué es normal, pero puedo decirles que a la fecha de escribir esta publicación, lo que es veinte meses después del divorcio, estoy recuperando el equilibrio y soñando nuevamente.

Admito que he luchado para alcanzar mi nueva historia. No está donde alguna vez pensé que estaría. No creo que nadie llegue ante Dios el día de su boda pensando que su matrimonio para toda la vida terminará. Pero el mío sí. Sin embargo, esto no tomó a Dios por sorpresa. Esta es mi historia ahora, pero Dios está en ella. Él está haciendo que todas las cosas obren para bien y para Su gloria.

El miedo realmente paraliza. Miedo al cambio, miedo al futuro, miedo a fallar, miedo a las personas.

Pensé que mi vida estaba acabada cuando mi matrimonio llegó a su fin. Comencé a creer que no tenía nada que aportar y la pequeña voz que me quedaba para alentar a los demás ya no era digna. ¿Quién soy? ¿Qué tengo para ofrecer?

El Señor me envió ayuda. Él me envió ciertas personas para un tiempo como este.

En los últimos dos años, el Señor ha usado mujeres específicas para alentarme y equiparme. Algunas de esas mujeres son nuevas relaciones que provienen 100% del Señor. No tiene sentido; yo nunca podría haber soñado o hecho posible estas relaciones por mí misma. Es realmente alucinante. A través de su obediencia a Dios al acercarse a mí (animándome, equipándome, y creyendo en mí), contribuyeron en gran medida a que recuperara mi equilibrio.

Dios ha usado continuamente Su Palabra para ministrarme, especialmente mediante las palabras que le dijo a Pablo en Hechos 18:9-10: “No temas, sino habla, y no calles; porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad.” He sido bendecida de haber encontrado un puñado de mujeres super especiales que el Señor me ha reservado para un tiempo como este.

Me conecto en forma natural con las personas.  Las cualidades únicas que vemos en nosotras mismas y en las demás son un reflejo de nuestro Creador porque hemos sido creadas a Su imagen. Sé cuánto amo conectarme con gente que necesita estar conectada, ¿cuánto más se deleita Dios en hacer lo mismo? Mi corazón explota cuando leo en Hechos 18:10 “ …yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad.” ¡Vaya qué conector es el Señor! Y tiene gente en cada rincón de este mundo.

Cuando siento que estoy viviendo en medio de la nada en Montana y que nunca nadie me encontrará aquí, el Señor se muestra fiel enviándome personas que me recuerdan que soy vista, amada y que tengo un propósito.

¿De qué he de tener miedo? ¿De qué has de tener miedo tú?

Podemos tener miedo y aún ser valientes. A medida que renunciamos al miedo y confiamos plenamente en el Señor, preparamos un lugar para que Él haga Su mayor obra. Él nos llevará a través de todo aquello para lo cual nos llama.

 

Él es nuestro defensor.

Cuando el camino ante nosotras nos cause ansiedad, Él nos dice que no tengamos miedo.

Tenemos un enemigo que nos quiere silenciar. Nuestras historias son tierra sagrada. Tu testimonio podría causar el comienzo de un avivamiento alrededor de quienes ven en tu historia la gracia de Dios en tu vida.

Todas tenemos la oportunidad única de, acompañadas por Cristo, equipar y levantar a otros. Me he beneficiado con este regalo y quiero compartirlo también con los demás. Esto no puede ser guardado en silencio. ¡Hablemos! Seamos las personas con las que Dios pueda contar para animar, amar, fortalecer y equipar a otros.

Podrías ser la persona por la que alguien está orando para que se aparezca en su vida hoy.

Estudio Bíblico Relacionado

Recibe nuestras actualizaciones

Recientes