No Existe el Favoritismo en el Evangelio

Desde cada una de nuestras ventanas y rincones del mundo, todos estamos viendo cómo se desarrolla la pandemia de coronavirus. Ha infectado a millones, pero nos ha afectado a todos. Este nuevo virus no tiene límites.

Hay otra enfermedad global que no respeta límites y nos afecta a todos: los prejuicios. Sin embargo, este virus no es nuevo.

Hechos 10 es colorido y lleno de visiones, pero la raíz de todo esto es una historia llena de ideas falsas y prejuicios.

Pedro era el líder de los apóstoles, pero en este capítulo de Hechos, Pedro expone su creencia de que el sacrificio de Jesús fue exclusivamente para el pueblo judío. A través de su visión y su interacción con Cornelio, Pedro llegó a “comprender verdaderamente que Dios no muestra favoritismo al tratar con las personas, sino que en cada nación, la persona que le teme y hace lo correcto es bienvenida ante Él” (Hechos 10:34-35). Este evento ocurrió años después de la muerte y resurrección de Cristo, pero Pedro finalmente entendió su error y su parcialidad. Finalmente comprendió que Jesús fue enviado a redimir tanto a judíos como a gentiles.

El prejuicio es predominante y nosotros, como humanos, hemos encontrado una manera de discriminar y dividirnos en función de casi cualquier característica: raza, geografía, cultura, religión, género, socio economía, edad.

Algunas veces, el prejuicio es evidente: aparece como otro “crimen de odio’. Es más fácil reconocerlo de esta forma, pero no podemos ser cómplices silenciosos si lo vemos. Sin embargo, el prejuicio también puede ser sutil. Se esconde sutilmente en las raíces y fundaciones de una cultura.

El prejuicio puede ser intencional o no, pero independientemente de eso, sus efectos son reales.

Y, sin embargo, el amor de Dios trasciende esas líneas que los seres humanos hemos creado. Jesús vino a salvarnos. A TODOS NOSOTROS.

Oremos para poder ver a las personas como Dios las ve, creadas a Su imagen.

Pidamos a Dios que quite las vendas de nuestros ojos.

Pidamos a Dios que nos limpie de los favoritismos y los prejuicios que ocultamos de alguna manera.

Dios creó cada vida a Su imagen, y Él desea la salvación para cada alma. Las buenas nuevas del Evangelio deben ser compartidas y no almacenadas. Somos salvos por la gracia no por las obras, pero mientras el prejuicio exista, tenemos mucho trabajo por hacer.

Tenemos que hacer las cosas mejor. Necesitamos hacer las cosas mejor. La vida de muchos depende de eso.

Sara

 

Semana 3 – Desafío

La iglesia primitiva crecía porque los creyentes continuaban difundiendo la verdad del evangelio. ¿Cómo puedes propagar el evangelio esta semana? ¿Qué sería algo práctico que puedes hacer para difundir el evangelio en tu entorno esta semana?

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