No estás sola: Encontrando a Dios en nuestro quebrantamiento

 

 

Su cuerpo estaba roto. Literalmente.

 

Escuchábamos al médico de urgencias mientras describía el estado del hombro de mi marido, que ahora se encontraba en demasiadas piezas como para contarlas. Un pequeño paso en falso en el hielo del invierno y una terrible caída habían destrozado no sólo los huesos, sino también los próximos meses de nuestras vidas.

 

Ningún cirujano en nuestra ciudad quería tocarlo; las lesiones eran demasiado graves. Después de ocho terribles días de visitas a especialistas y de esperar, un equipo de trauma finalmente abordó el largo proceso de poner las piezas del hombro de Tyler juntas de nuevo. Fue una cirugía rara y riesgosa.  Había que mover los principales músculos, los nervios podrían romperse, y las partes serían colocadas en lugares donde simplemente no encajaban. No nos hicieron promesas de recuperar el uso de su hombro, el brazo o la mano.

 

Y entonces clamamos a Dios, mientras esperábamos en la tormenta.

 

No voy a mentirles, es tentador preguntarse por qué en la espera: “¿Por qué nosotros?” “¿Por qué ahora?”, en lugar de “¿Qué quieres que crezca en nosotros, Señor”?

 

Es tentador preocuparse en la espera: brincar todas mis inciertas mañanas en vez de confiar en la obra que Dios quiere lograr hoy en mí.

 

Es tentador deambular en la espera: en la rebelión o en mi propia versión deformada de la independencia, en lugar de descansar en la soberanía y suficiencia completa de mi Salvador.

 

El Señor está cerca de los quebrantados de corazón y salva a los de espíritu abatido.

– Salmo 34:18

 

 

Pero, oh, el consuelo de tener un Salvador compasivo que nunca nos abandona – y nunca nos deja como Él nos encontró. En nuestro quebrantamiento, comenzó a mostrarnos con cuidado que nuestra necesidad se basaba en algo mucho más profundo que una curación física. En nuestro quebrantamiento – nuestras mayores debilidades expuestas ahora a través de estos vasos agrietados – había logrado acercarse y con amor nos armó de nuevo más parecidos a Él de lo que éramos antes.

 

En el primer día de la rehabilitación de Tyler escribí:

“Las lágrimas corrían por mis mejillas mientras escuchaba sus metas para la rehabilitación. Hoy he escuchado un hombre independiente decir en voz alta que él quiere levantar su brazo lo suficientemente alto como para lavar su cabello. Oí un marido fiel expresar su deseo de trabajar en nuestro patio y arreglar cosas alrededor de la casa. Escucho a un padre comprometido soñando con nadar y lanzar una pelota de béisbol a sus hijos. Oí a un siervo apasionado decir que daría cualquier cosa por tocar la batería otra vez en el grupo de alabanza. En las últimas semanas ha soportado un tremendo dolor y limitaciones diarias sin casi quejarse. En su lugar he visto humildad, valentía, gratitud, determinación y un compromiso intencional para no perder esta prueba. Para un par de personas obstinadas que aman la autosuficiencia, el orden y la búsqueda de la excelencia, este camino ha tenido sin duda sus momentos para desarrollarnos el carácter. Y tal vez, sólo tal vez… aquí es exactamente donde Dios nos quiere. Jesús, continúa transformándonos para ser más como Tú… para nuestro bien y para Tu gloria. Hay un montón de esperanza aquí mismo.  Y así mis lágrimas rápidamente se convierten en alegría, porque descansar en la suficiencia de la gracia y el poder de Dios es el único lugar que quiero estar… “

 

¿Qué pasa si en lugar de cuestionar nos rendimos?

 

¿Qué pasa si en lugar de preocuparnos confiamos?

 

¿Qué pasa si en lugar de deambular descansamos?

 

Oh, Él puede muy bien llamarnos para hacer cosas difíciles en el proceso. Hagámoslas con el poder de Cristo en nosotros. Pero ¿y si en lugar de sólo tratar con impaciencia de arreglar las cosas o amargamente que desear que terminen, nos detenemos y abrazamos la cercanía y la capacidad de Jesús? Podemos descansar porque no estamos caminando esta prueba en solitario. No hay nadie más calificado para aproximarse y salvarnos que Aquel que nos creó y cuyo cuerpo fue quebrantado por nosotros.

 

Cuando su viaje de quebrantamiento apenas comenzaba, la oración de Tyler era la siguiente:

 

“Gracias, Dios, por bendecir mi vida tan abundantemente. Por tu regalo de la salvación y luego por no dejarme ni darte por vencido. Estoy muy lejos de ser perfecto. Gracias por desacelerarme. Gracias por proporcionarme Tú perspectiva. Ya has comenzado a revelar algunos de los grandes propósitos que tienes guardados para mí a través de esto. Que mis ojos y mis oídos estén abiertos y mi voluntad sea humillada al continuar por este camino de la dependencia de Ti”.

 

Si se trata de nuestros cuerpos rotos, nuestros corazones rotos, o nuestras relaciones rotas, sólo en la economía de Dios puede llegar a ser tan hermoso el quebrantamiento. Debido a que Jesús hizo un camino, nuestro quebrantamiento puede hacernos más conscientes de Su presencia y, por Su gracia, nos llevará un paso más cerca de lo que Él quiere que seamos.

 

“Cuando no tenemos poder para hacer alguna cosa, es una gran alegría que podamos llegar y entrar dentro de la capacidad de Jesús.” – Corrie Ten Boom

 

Es hora de descansar, tú que estás quebrantada y cansada. No estás sola…

 

A sus pies,

 

 

Whitney

 

 

Hablemos: ¿Estás caminando a través de aguas profundas? Deja que la verdad en esta canción lave tu alma cansada, y haznos saber en los comentarios cómo nuestro equipo puede orar por ti hoy…

Cuando camino por las aguas profundas, sé que vas a estar conmigo

Cuando estoy de pie en el fuego, que no me superará

A través del valle de sombra, no temeré

No estoy sola, no estoy sola

Irás delante de mí, Tú nunca me dejarás…

 

 

 

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