Misión en Acción

 

 

 

“Al ver esto, Simón Pedro cayó a los pies de Jesús, diciendo: ¡Apártate de mí, ¡Señor, pues soy hombre pecador!  Porque el asombro se había apoderado de él y de todos sus compañeros, por la redada de peces que habían hecho; y lo mismo les sucedió también a Jacobo y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran socios de Simón.  Y Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres”

 

Podemos apreciar a través de la lectura cómo Lucas nos muestra que la misión de Jesús no solo era en palabras, sino en acción, haciendo poderosos milagros que mostraban Su deidad. 

 

Ante estos milagros y por Su autoridad, a Jesús lo seguía mucha gente (Lc. 4:32).

 

 Él continuó mostrando Su poder aún en lo que parecía cotidiano. 

 

Observemos algunos aspectos en este pasaje.

 

Lucas hace una descripción detallada de los eventos, de manera tal que podemos imaginar el ambiente en que ocurrieron. Jesús sube a la barca de Simón Pedro no solo para enseñar a la multitud, sino para tratar de manera personal con él.

 

En el v.4 Jesús le dice “Sal…echen sus redes.” Pedro estuvo en desacuerdo con esta instrucción, y busca explicarle que ya había estado pescando toda la noche sin resultado (v. 5). Él era el pescador experto, Jesús no, pero a pesar de eso le obedece, y se produce un nuevo milagro que impacta la vida de Pedro, de los que iban en la barca con él (Jacobo y Juan), y también a los que se habían quedado en la otra barca en la orilla. ¡Aquella bendición alcanzó a muchos!

 

Pedro entonces movió su mirada de la abundancia de peces a quien la había producido, es cuando vio que Jesús es Dios, al que toda la naturaleza le obedece. Y se reconoció así mismo en su condición de pecador, y exclamó «¡Apártate de mí, Señor, pues soy hombre pecador!»”

 

La actitud de Pedro dejó ver su humillación, rendición y obediencia, no se sentía digno de estar ante la santidad de Cristo, a quién reconoció como superior al llamarle Señor., siendo capaz de dejarlo todo para seguirle. 

 

“De ahora en adelante vas a pescar hombres”. Hombres ordinarios que se dedicaron a un oficio sencillo pero con resultados perecederos, ahora servirían para extender el Evangelio más allá de lo que podían imaginar, extendiéndose hasta lo eterno.

 

Que enseñanza tan grande, Dios no se limita a nuestros patrones, métodos, o caminos, Él ve más allá de las apariencias y, aunque sabe cómo somos, también sabe cómo seremos redimidas. A pesar de nuestra extremada autoconfianza y orgullo por nuestras capacidades, ningún éxito que podamos lograr, alcanzará la maravillosa obra de Dios en nosotras.

 

Él es soberano, tiene poder, autoridad y esta se extiende sobre toda la creación, y esto nos llena de una gran esperanza, Él es el único que puede salvarnos, rescatarnos, transformarnos y protegernos.

 

¿Tienes una relación personal con Dios hoy?  ¿Está tu corazón dispuesto a obedecer sus enseñanzas y poder servirlo en Su obra redentora? No olvides que Dios nos ve, conoce todo sobre nosotras y nos cuida como un Padre amoroso.

 

Amado Señor, gracias por habernos invitado a tener una relación contigo donde podemos ser conocidos y amados por ti. Te pido que nos guíes en el llamado que nos haces para poder honrarte con nuestras vidas. En el nombre de Jesús. Amén.

 

Dios las bendiga,

Carmen Salleres Benavente

Perú

 

 

Carmen

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