Más que Suficiente

 

 

 

¿Cuándo fue la última vez que te sorprendió Jesús?

 

Esta pregunta que invita a la reflexión surgió recientemente en nuestro estudio bíblico grupal y nos llevó a considerar que, tal vez, incluso inconscientemente, hemos limitado a Dios a lo que creemos que puede hacer, cómo obrará o cómo podría responder a nuestras oraciones.

 

Imagínate si pudiéramos viajar en el tiempo y hacerles estas mismas preguntas a los discípulos de Jesús en los primeros días de su llamado a seguirlo. Supongo que su respuesta sería: “¡Hoy!”

 

Recordemos el asombroso cambio en sus vidas diarias y las cosas milagrosas que presenciaron, cuando fueron llamados y escogidos por Jesús, ¡vieron a un leproso ser limpiado, al paralítico sanado y perdonado, a los muertos resucitados, una tormenta calmada, demonios expulsados, múltiples personas sanadas, y un reino contracultural al revés proclamado y explicado con parábolas!

 

Estos son solo algunos de los acontecimientos que hemos considerado en nuestro estudio del Evangelio de Lucas hasta ahora. ¿Hemos sido sorprendidas por Jesús? ¿Quién es Él, qué enseña, cómo puede hacer lo imposible, cómo es Él quien ve, sabe y se preocupa? ¿O nos hemos familiarizado tanto con estos pasajes de las Escrituras y los relatos milagrosos contenidos en ellos que pierden su asombro?

 

Los apóstoles habían estado con Jesús mientras Él decía y hacía muchas cosas maravillosas, pero ahora ellos mismos habían sido enviados en Su poder y autoridad, como embajadores de Jesús, para sanar a los enfermos y proclamar las Buenas Nuevas del reino de Cristo. Se les había instruido sobre la importancia de viajar livianos, como un recordatorio de su absoluta dependencia de Dios y Su provisión única para todas sus necesidades.

 

¿No es esta una gran lección para nosotras también, mientras servimos a Dios y nos acercamos a los demás? Debemos recordar que nada se logra con nuestros esfuerzos humanos, con nuestras propias fuerzas o con nuestros recursos, sino que todo lo que se hace en Su nombre y de valor eterno es, para citar al apóstol Pablo, “de Él y por Él y para Él” (Romanos 11:36). Cualquiera que sea la tarea que enfrentemos, no importa cuán abrumadora o pesada pueda parecer a veces la carga del ministerio: Jesús es más que suficiente.

 

Lucas luego nos dice que los discípulos regresaron de sus aventuras en el ministerio y le informaron todo a Jesús (Lucas 9:10). ¡Podemos imaginar su emoción y entusiasmo! Es interesante notar el patrón de Jesús aquí: los llevó con Él para retirarse en privado para descansar.

Cuán vital es esto para cada una de nosotras también, ya que nos vemos atrapadas en nuestros horarios completos y todas las demandas sobre nosotras; debemos elegir hacer tiempo para ese descanso sabático que solo Jesús puede dar, y ser llenas, restauradas y revitalizadas por nuestro tiempo a solas con Él. Recuerdo las sabias palabras de un viejo predicador que dijo que necesitamos “deshacernos” para no “desmoronarnos”.

 

La multitud siguió a Jesús y a los discípulos y, en lugar de irritarse o molestarse por la interrupción, nuestro misericordioso Salvador les dio la bienvenida, curó a los enfermos y les habló de su mayor necesidad mientras les hablaba del reino de Dios.

 

El relato de lo que sucedió a continuación es muy conocido; la “Alimentación de los Cinco Mil” aparece en los cuatro relatos de los Evangelios y es una historia que incluso el niño más pequeño puede recordar. Dejémonos sorprender por Jesús al considerar los detalles de este increíble milagro.

 

Estaban en un lugar remoto, se estaba haciendo tarde, la gente había estado pendiente de cada palabra de Jesús durante todo el día, pero ahora estaban cansados y hambrientos. Los discípulos estaban siendo poco amables al pedirle a Jesús que los despidiera a todos, sin embargo, estaban mostrando preocupación de una manera práctica. ¡Pero, Jesús muestra compasión y demuestra nuevamente cómo puede hacer más de lo que cualquiera podría pedir o imaginar! Cuando Jesús les dijo a los discípulos que le dieran algo de comer a la gente, les estaba recordando que tienen todo lo que necesitan en Él.

 

Los cinco panes y los dos peces que recogieron era un amplio picnic para uno, ¡y definitivamente no para cinco mil! ¿Hay algo demasiado difícil para el Señor? ¡Él es poderoso para hacer muchas más cosas de las que podemos pedir o imaginar! Jesús tomó el pan y los pescados, dio gracias a Su Padre, los partió y se lo dio todo a los discípulos para alimentar a esa gran multitud. ¡Qué asombroso leer que todos comieron hasta saciarse y hasta quedaron doce canastas de sobras! ¡Había más que suficiente!

 

Este es nuestro Dios.

 

Él toma situaciones imposibles y trabaja para nuestro bien y Su gloria.

 

Él muestra Su poder divino en nuestras circunstancias desesperadas y difíciles.

 

Él multiplica nuestros recursos limitados para cumplir Sus propósitos.

 

No lo limitemos a adivinar cómo obrará o qué puede o no puede hacer. Cualesquiera que sean las circunstancias en las que te encuentres, cualquiera que sea desafíos que enfrentas, Él es más que suficiente para todos.

 

Querida amiga, oro para que Jesús te sorprenda hoy.

 

Katie

 

Kathie

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