Jesús, el Siervo
El Evangelio de Marcos identifica un aspecto del carácter de Jesús que fue bastante significativo y muy diferente a lo que los judíos esperaban de su Mesías. En vez de enfocarse en el excepcional linaje de Jesús, Marcos se enfocó en aquellos hechos destacados del ministerio de Jesús que demostraban cómo Él es el Hijo de Dios y el siervo fiel y sufrido que murió en la cruz por los pecados del mundo.
Marcos contiene tres secciones principales, cada una de ellas describe de manera particular la sumisión de Jesús. Los capítulos 1-7 revelan cómo Jesús fue un siervo de las multitudes, en esos capítulos se demuestra Su Deidad y poder. Los capítulos 8-10 revelan Su sumisión para con los apóstoles, enfocándose en los principios de discipulado y liderazgo de servicio. Por último, los capítulos 11-16 muestran cómo Jesús fue un siervo para el mundo, describiendo Su muerte y resurrección. Dos confesiones significativas de la deidad de Jesús sirven como marcadores en el Evangelio de Marcos: la confesión de Pedro en 8:29 y la del centurión en 15:39.
Muchos afirman que Marcos escribió el Evangelio que lleva su nombre mientras estaba en Roma bajo la supervisión de Pedro. Marcos participó en algunos de los eventos registrados en este Evangelio, incluido posiblemente el arresto de Jesús (donde pudo haber sido el hombre que escapó desnudo de los soldados en el jardín). Marcos probablemente escribió este Evangelio en la época de la muerte de Pedro, alrededor del 65-67 d.C.
El Evangelio de Marcos presenta a Jesús como el Hijo de Dios, como alguien que estaba dispuesto a morir por los pecados de la humanidad. Este Evangelio nos recuerda el inmenso amor de Jesús por las personas. No solo renunció a Su autoridad y posición en el cielo, sino que se humilló a Sí mismo y se convirtió en un siervo, no solo de Dios sino de los seres humanos pecadores. Su amor incomparable se muestra en cada página de este Evangelio, animándonos a responder amándolo grandemente y entregándole nuestras vidas.
Ama a Dios Grandemente
