Manos a la obra

 

 

“Aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda.”- Isaías 1:17

 

Cuando leo este pasaje mi primera respuesta es: “¡Sí, quiero hacer todas esas cosas!”. Entonces pasa el día, pasan los días, los días se convierten en semanas y las semanas en meses, y no he hecho nada para vivir lo que el verso me ha llamado a hacer. Leo el verso y pienso para mis adentros que todo suena muy bien (y de hecho lo es), pero lo que me está llamando es a actuar. Observa las palabras que usa: aprende, busca, restituye, haz, ampara. Ninguno de esos verbos es pasivo. Todos requieren pasar a la acción. Todos están requiriendo que los ejecute.  

 

Actuar es lo que vemos hacer a Nehemías. No lo vemos sentado de brazos cruzados al ver la injusticia cometida contra su pueblo, sino haciendo algo. Consideró cuidadosamente lo que debía hacer. Se detuvo y pensó en cuál sería un buen curso de acción. Luego presentó cargos contra los nobles y los funcionarios; él tomó acción. Después de que tomó acción, vio el cambio.

 

Seguido me encuentro a mí misma sintiendo tristeza por toda la injusticia que hay en el mundo, quizás hasta lo medito, y paso tiempo en orando por los afectados. Pero en realidad no estoy haciendo algo en contra de las injusticias. Algunas veces a mi mente llegan ideas de cómo podría erradicarse la injusticia, pero me abruma darme cuenta de que realmente no hay algo que yo pueda hacer al respecto, al menos no en gran escala, y termino haciendo nada. 

 

Recientemente, debido a una injustica cometida, me pude ver de nuevo cayendo en este patrón: sentirme triste, meditar, orar, abrumarme por mi incapacidad, no hacer algo, y seguir con mi vida. Identifiqué el patrón, pero decidí moverme esta vez. Llamé por teléfono a alguien que sí podía hacer algo, provocar un verdadero cambio. No fue algo grande, pero fue algo. No me senté pasivamente cuando este verso me estaba llamando a actuar. 

 

Buscar la justicia es sólo una parte de este verso. Tuve que preguntarme a mí misma, “¿estoy aprendiendo a hacer el bien? ¿qué significa esto? ¿cómo debe verse?” Y tuve que hacerme estas mismas preguntas respecto a defender a los oprimidos, cuidar de huérfanos y viudas. Tuve que pedirle a Dios que me mostrara qué quería decir todo esto y cómo Él quería que yo activamente viviera estas cosas. No creo que haya escasez en las oportunidades que tenemos de verdaderamente vivir esto. 

 

¿Qué hay de ti? ¿Qué hay en Isaías 1:17 que puedas vivir activamente esta semana? ¿Cuál es la forma en que puedes actuar como Nehemías y considerar cuidadosamente lo que deberías hacer y luego, hacerlo? Oro porque podamos hacernos estas preguntas y pidamos a Dios que nos muestre las coas que podemos hacer para vivir una vida práctica y activa en la fe, todos los días. 

 

Mary Leslie

 

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