Luz a las Naciones

De niña, uno de los programas que más me gustaba ver era los magníficos ( y aqui estoy mostrando mi edad). Se trataba de un grupo de individuos incomprendidos que ayudaban a personas que no tenían otro lugar donde recurrir. Siempre lograban lo que se proponían hacer e, incluso, se las arreglaban para escapar sin ser atrapados al final. Una de las frases más famosas de la serie era: “¡Me encanta cuando un plan sale bien!”

En el libro de los Hechos, vemos el plan de Dios salir bien cuando comienzan a cumplirse las últimas palabras de Jesús a Sus discípulos. Antes de dejarlos, Jesús les dijo: “recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).

A lo largo de los Hechos hemos visto a Dios trabajar a través del Espíritu Santo, aún en circunstancias terribles. En los capítulos 1 al 7, la iglesia estaba principalmente en Jerusalén. Del capítulo 8 al 12, después de la persecución, la iglesia -y con ella el evangelio- se extendió por toda Judea y Samaria. En el capítulo 13 y subsiguientes, vemos que el evangelio comienza a difundirse hacia lo último de la tierra en el primer viaje misionero de Pablo.

Pablo y Bernabé llegaron a Antioquía de Pisidia y, como lo hacían siempre, primero fueron a la sinagoga. Pablo enseñaba con palabras del Antiguo Testamento, que a los oyentes les eran familiares, pero les explicó que Jesús es el cumplimiento de aquellas enseñanzas. Todos se fueron con ganas de más (v 42).

La semana siguiente, “casi toda la ciudad se juntó para oír la palabra de Dios” (v 44). Ver esto provocó una desagradable reacción en los judíos. Se “llenaron de celos”, lo que los llevó a criticar a Pablo en una manera airada e insultante. De hecho, los judíos de Antioquía de Pisidia siguieron a Pablo y Bernabé ciento treinta kilómetros hasta la siguiente ciudad para interrumpir la difusión de la palabra de Dios allí.

Los celos son una emoción tan fuerte que nos quita el gozo y puede llevarnos a justificar nuestra actitud en maneras espantosas. En Santiago 3:16 se nos advierte: “Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa”. ¿Sueles tener celos de los dones de otros creyentes, o de los ministerios crecientes de otras iglesias? Podemos estar llenas de gozo o de celos, pero no de ambos.

A pesar de la reacción de los judíos, el plan de Dios continuaba, ya que Pablo fue puesto para luz de los gentiles. Pablo citó Isaías42:6: “Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones”. Esto nos recuerda que Dios tenía la intención de que los israelitas fueran un pueblo apartado para Él, para atraer a las naciones hacia Él. Pero en esto fracasaron tristemente.

Cuando los gentiles descubrieron que Dios había enviado a Pablo a contarles que la salvación también era para ellos, “comenzaron a regocijarse y a alabar la palabra del Señor”. No eran excluidos de llegar a Dios. Esto debería llenarnos de alegría y regocijo, mientras celebramos cómo los planes y propósitos de Dios nos incluyen también a nosotras, ¡sin importar nuestros antecedentes!

Los versículos 47-49 de este capítulo son fundamentales para el plan de Dios; se produce un cambio sísmico. Hasta aquí, la mayoría de los creyentes son personas de ascendencia judía. Ahora, principalmente los gentiles estaban llegando a la fe y se estableció la primera iglesia mayormente gentil. A pesar de las dificultades obvias que enfrentaron, estaban “llenos de gozo y del Espíritu Santo”. A medida que la iglesia crecía, la balanza se inclinaba con más creyentes gentiles.

En este capítulo hay dos respuestas diferentes de los que oyeron el evangelio. Aquellos que conocían bien el Antiguo Testamento y esperaban al Mesías prometido reaccionaron de mala manera. Los que sabían mucho menos de las enseñanzas del Antiguo Testamento responden de todo corazón.

Nunca podemos predecir cómo la gente responderá al evangelio, o quién vendrá a la fe. Dios lo sabe. Nosotras somos llamadas a ser fieles, a vivir y proclamar las buenas nuevas. Mientras tengamos oportunidad, compartamos la verdad de Dios con otros. Venimos a ser parte del cumplimiento del plan de Dios de llegar hasta lo último de la tierra, para ver el cumplimiento de Apocalipsis 7:9 cumplido: “una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono”. ¡Qué maravilloso es eso!

El plan de Dios está siendo cumplido. ¡Estoy segura de que todas podemos decir que nos encanta cuando vemos que el plan de Dios se cumple! Avancemos hoy con gozo y en el poder del Espíritu Santo para difundir la palabra del Señor.

Julie

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