Los Últimos Días

 

Pero entended esto, que en los últimos días vendrán tiempos difíciles. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, jactanciosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin amor, irreconciliables, calumniadores, sin dominio propio, salvajes, contrarios al bien, traicioneros, temerarios, engreídos , amando el placer en lugar de amar a Dios. Mantendrán la apariencia exterior de la religión pero habrán repudiado su poder. Así que evita a personas como estas. –2 Timoteo 3:1–5

 

Dios colocó este estudio en mi corazón hace unos años, pero no fue hasta la propagación global de Covid y el cierre mundial que supe que ahora era el momento. El Covid no solo se estaba propagando por todo el mundo a un ritmo alarmante, sino también el miedo, el aislamiento y la depresión. Cada uno anunciando la muerte a su manera única.

 

Conforme se propagaba el virus, mi corazón comenzó a anhelar el cielo cada día que pasaba. Tal vez tú también has sentido ese anhelo.

 

Desde 2020, parece que hemos experimentado una tragedia tras otra y, si eres como yo, ha habido días en los que he orado: “Ven, Señor Jesús, ven. No sé cuánto más dolor y mal puedo ver. Este mundo está demasiado roto, demasiado malvado, y no puedo soportar ver a personas inocentes, niños inocentes, lastimados. Por favor, haz que se detenga”.

 

Nuestros días, por varias razones, se están volviendo cada vez más difíciles. La sociedad parece tan ensimismada que es descorazonadora. Lo que una vez fue etiquetado como pecaminoso ahora se celebra como bueno, y el amor que la gente alguna vez tuvo por Dios se siente como si se estuviera enfriando. Sé que es tentador sentirse desanimada cuando leemos 2 Timoteo 3:1–5 porque Pablo describe nuestra cultura actual con mucha precisión.

 

Entonces, ¿cómo debemos vivir en esta tensión de desamor por nuestro mundo y nuestro anhelo por el cielo? ¿Vamos a pasar nuestros días atrincheradas en nuestros hogares, aisladas del mundo para que nuestros corazones dejen de doler? ¿O deberíamos enfrentarnos con valentía a este mundo roto y compartir por qué tenemos una esperanza interminable y cómo ellos también pueden tenerla?

 

Tenemos una esperanza que no depende de nada ni de nadie más que de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

 

Como hijas de Dios, Jesús es nuestra esperanza en este mundo quebrantado. Cada día que se nos da nos pone un día más cerca de que todo este dolor llegue a su fin. Pero mientras tanto, mientras esperamos, no esperamos en vano. Tenemos tanto trabajo que hacer con el tiempo que Dios nos ha dado. No lo desperdiciemos preocupándonos por el futuro y todos los detalles que no sabemos o no podemos entender. En cambio, concentrémonos en lo que sí sabemos: Jesús regresará. No sabemos el día ni la hora, pero sabemos que el tiempo está cerca. Los “dolores de parto” del tiempo del fin están aumentando y acercándose más y más. Entonces, ¿cómo respondemos y elegimos vivir?

 

Elegimos ser valientes.

Elegimos mantener nuestros ojos enfocados en Jesús.

Elegimos renovar nuestras mentes con la Palabra de Dios.

Elegimos animar a nuestras hermanas y hermanos en estos días oscuros a ser luces que apunten a Dios.

Elegimos ir a trabajar en lugar de escondernos en casa.

Elegimos compartir la esperanza que tenemos con los demás, la esperanza y la razón por la que no tenemos que temer el futuro.

Elegimos tener fe en lugar de miedo.

Elegimos pasar activamente nuestra fe a la próxima generación.

Elegimos confiar en Dios.

 

Sí, estos últimos días en los que nos encontramos son difíciles, pero no estamos solas. Dios está con nosotras. Él promete nunca dejarnos ni desampararnos, y sabemos que Dios siempre cumple Sus promesas. Él es el verdadero Cumplidor de Promesas. Pero por ahora, podemos animarnos, animarnos unas a otras y permanecer en la misión. Hay un mundo que necesita saber que se puede encontrar una esperanza duradera en nuestro Señor resucitado y que regresará.

 

Ama a Dios grandemente,

Ángela

 

 

Desafío de la semana 1:

Sabemos que Jesús va a volver. Aunque no sabemos el día o la hora exacta, sabemos que cada día que se nos da es un día más cercano a Su regreso. Teniendo esta verdad en mente esta semana, aparta tiempo para orar por la salvación de cualquiera de tus familiares y amigos que no son salvos. Ora para que Dios te use en sus vidas y que puedan experimentar lo que es conocerle a Él a través tuyo. Ora para que Dios abra sus corazones y mentes a Su gracia salvadora y por la necesidad de ella. Ora para que el Espíritu Santo se mueva poderosamente a través tuyo y para que estos amigos y familiares respondan al don gratuito de la salvación de Dios. 

 

Semana 1 – Plan de Lectura

 

Semana 1- Versículo a Memorizar

 

 

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