En Nehemias, observamos que el sacerdote encargado de los aposentos de la casa de nuestro Dios usaba el templo para propósitos para los que no estaba destinado para usarse. Posteriormente, en Mateo vemos que algo similar sucede – el templo está siendo usado para algo para lo que no debía ser usado. En ambas instancias, los lugares de Dios fueron limpiados y despues usados para los propósitos correctos.
Nehemías tiró todas las cosas que no debían estar allí, después de haber limpiado encargado de los aposentos introdujo las cosas de Dios. En Mateo, Jesús entró y echó a todas las personas que estaban haciendo cosas que no se suponía que hicieran y volcó las mesas y sillas. Él declaró que Su casa sería “llamada casa de oración”, y después los amonestó por convertirla en “cueva de ladrones”.
Miro estos dos pasajes y digo, “Sí”, estuvo bien”. ¡Nadie ha de usar las cosas de Dios para lo que no deben ser usadas! ¡Qué bien por Nehemias y por Jesús por hacer lo que era correcto! No puedo creer lo que estaban pensando estas personas. Después el Espíritu Santo suavemente me da un codazo y me pregunta, “¿Qué acerca de tu templo?
Ya no tenemos los aposentos de Dios ni templos pero sí tenemos nuestros cuerpos. En 1 Corintios 6:19-20 leemos ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el que tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad pues a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”.
Mi cuerpo ahora es templo del Espíritu Santo. Él vive en mí y me fue dado por Dios. Mi cuerpo ahora es la casa de Dios. El Espíritu Santo en mí es Dios presente en mi cuerpo. Mi respuesta a esto debería ser honrar a Dios con mi cuerpo. Así como los aposentos del templo debían ser lugares de adoración para honrar a Dios, ahora lo es mi cuerpo.
¿Qué cosas estoy permitiendo en mi cuerpo que no honran a Dios? ¿Qué estoy viendo y escuchando que no está honrando a Dios? ¿Qué estoy consumiendo que no honra a Dios? ¿En donde necesito que Jesus entre y “limpie el templo”? Pídele a Dios que te lo muestre.
Pedirle al Señor que te muestre estas cosas es una oración difícil de hacer. Probablemente signifique que verás algunas cosas en ti que no son muy bonitas. También significa que tienes que evaluar en qué inviertes tiempo escuchando, leyendo y mirando, y puede que tengas que decir no a algunas de esas cosas. Hay varias cosas que podrían salir a la luz cuando ores esta oración, pero vale la pena verlas y que el Señor trabaje en estas áreas de nuestras vidas. Como Nehemias y como Jesús, vamos a “limpiar el templo” en nuestras propias vidas para adorar y honrar al Señor más y más.
Mary Leslie
Semana 6 – Desafío
¿Cómo demuestra Nehemías un liderazgo fiel a lo largo de los esfuerzos de reconstrucción? ¿Qué otros líderes guiaron al pueblo de Dios con el mismo liderazgo firme y devoción a Dios? ¿Cómo puedes guiar a otros basándote en estos ejemplos?
Semana 6 – Plan de Lectura
Semana 6 – Versículo a Memorizar