
Conocer, amar y hablar
En Juan 6, se nos dice que muchos se alejan de Jesús porque lo que Él dice es difícil de entender. Cuando Jesús pregunta a sus amigos más cercanos si ellos también quieren alejarse, Pedro responde con un rotundo «no» y explica por qué. Jesús tiene las palabras de vida eterna (Juan 6:68).
Me encanta este pasaje porque me recuerda el poder vivificante de las palabras de Dios. Como Dios nos ha dado su Palabra como un regalo, tenemos el poder de contribuir a la vida dondequiera que vayamos. Pero, para compartir la Palabra de Dios, debemos abrir la boca. He aquí un pensamiento desafiante y motivador. Dios nos ha dado su Palabra no solo para conocerla y amarla, sino también para hablarla.
El llamado de Cristo a los creyentes
Un pasaje familiar para muchas de nosotras es la Gran Comisión de Jesús a sus discípulos. Cuando su tiempo en la tierra estaba a punto de terminar, les encomendó que fueran e hicieran discípulos de todas las naciones, bautizándolos en su nombre y enseñándoles su camino (Mateo 28:19-20).
Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos (Hebreos 13:8). Esto significa que Él también nos llama a este hermoso propósito. Jesús nos ha equipado para comunicar Su amorosa verdad al mundo, dándonos Su propia presencia, el Espíritu Santo, y las mismas palabras de vida para hablar. Jesús nos dice que hemos recibido poder del Espíritu Santo, y que Él estará con nosotras siempre (Hechos 1:8; Mateo 28:20).
Pablo enfatiza el llamado de Cristo
En Efesios 6, Pablo le pide a la iglesia que ore por él mientras busca comunicar la verdad del evangelio, que es la gracia de Dios manifestada en Cristo. Estas son algunas verdades que he extraído de este pasaje.
El Espíritu Santo hace la obra.
Pablo reconoce que es el Espíritu Santo quien le da las palabras para hablar. En Lucas 12:12, Jesús nos dice que Su Espíritu nos enseñará qué decir en nuestra hora de necesidad. Cuando obedecemos, el Señor provee. Debemos depender de Él y confiar en Él.
El evangelio no se comunica solo con acciones.
Pablo reconoce que necesita hablar para proclamar el evangelio. Las palabras de Pablo en Romanos 10:14-15 nos ayudan a entender por qué. Primero, alguien debe ser enviado por Dios para compartir la verdad. La persona enviada debe entonces hablar la verdad.
Entonces, el oyente puede escuchar las palabras y tomar la decisión de creer.
Aunque las acciones comunican mucho, las palabras son necesarias para que las personas sepan quién es Dios y cuánto las ama. Esto es lo que hizo Jesús. Le dijo al mundo quién era Él y predicó las Buenas Nuevas de la gracia de Dios dondequiera que iba. Nos dio un ejemplo.
El misterio ha sido revelado, y nosotras hemos sido elegidas para comunicarlo.
Pablo tiene conocimiento de algo significativo que cambia la vida. Como creyente, ¡tú también lo tienes! El Señor se nos ha revelado en Cristo. Analicemos esto más a fondo.
Dios prometió en Génesis 3:15 enviar a un Salvador, alguien que redimiría a todas las personas de la maldición del pecado. Todas las Escrituras apuntan a este Salvador. Cuando Jesús vino al mundo, reveló el hermoso y eterno plan de Dios para la redención. Jesús, Dios encarnado, vino a estar con nosotras y se convirtió en un sacrificio por nosotras (Juan 1:14; Gálatas 4:4-5). Él nos reconcilió con Dios a través de Su cuerpo (Colosenses 1:22). Él cumplió las promesas de Dios. Ahora Dios puede morar con nosotras por gracia mediante la fe (Efesios 2:8-9; Gálatas 3:23-29).
Dios te ha nombrado su embajadora de este mensaje del evangelio, dándote el ministerio de la reconciliación (2 Corintios 5:18-20). Tú puedes animar a otras a volver al Dios, que las creó y las ama con su vida.
Debemos hablar, y debemos hacerlo sin temor.
Pablo utiliza la palabra «debemos», que implica un sentido de responsabilidad. Como receptoras de la gracia de Dios, tenemos la verdad que el mundo necesita y el amor que el mundo busca. Dios quiere que nos unamos a Él en la obra de salvación que está realizando, pues no desea que nadie perezca, sino que todos lleguen al arrepentimiento (2 Pedro 3:9).
Además, si Dios está con nosotras, nadie puede estar en contra nuestra (Romanos 8:31). Como creyentes, estamos cubiertas por la victoria y el favor de Dios; no tenemos por qué temer. Jesús vive en nosotras como nuestra paz, sabiduría y alegría. Podemos descansar en la verdad de que somos amadas y aceptadas por Dios, que ya hemos sido aprobadas y declaradas justas por la fe en Jesús (1 Juan 4:8-10; Romanos 3:22).
Aceptar el llamado + Obedecer a Jesús
En la práctica, puedes comenzar a pronunciar las palabras vivificantes que Dios te ha dado reconociendo a los demás con amabilidad. Cuando te encuentres conversando con alguien, anímala con la Palabra de Dios y ora por ella. Pregúntale si sabe cuánto la ama Dios. Comparte con ella la belleza del evangelio cuando el Espíritu te presente una oportunidad.
La verdad es que nunca te arrepentirás de compartir la verdad de Dios con los demás. Independientemente de cómo respondan en ese momento, cada semilla sembrada es valiosa e importante. Sin semillas, no se pueden cultivar frutos. Con una sola semilla, el fruto tiene el potencial de crecer.
Amiga, obedezcamos el llamado de Cristo y elijamos caminar con Él hoy. Vayamos donde Él nos guíe y hablemos cuando Él nos impulse a hacerlo. Él nos ha dado las palabras de vida. Que no solo las conozcamos y las amemos, sino que también las compartamos con aquellas que se cruzan en nuestro camino.
Grace Ann Oglesby
________________
Ua vez mas ha sido hermoso pasar tiempo con ustedes compartiendo la Palabra de Dios en esta hermosa comunidad ADG, les invitamos a nuestro estudio El Mesías Prometido – Jesús, es el Cumplimiento de las Promesas de Dios, partir del 17 de noviembre.
El Mesías Prometido es un estudio bíblico de cuatro semanas para la época de Adviento. Al sumergirnos en las promesas mesiánicas específicas hechas por Dios a Su pueblo, veremos cómo Jesús cumplió cada una de estas promesas y cómo sigue cumpliendo Sus promesas, hasta el día de hoy.





