La Vergüenza de no Ser Suficiente

 

He luchado con un sentimiento de vergüenza casi toda mi vida. Algunos de mis primeros recuerdos de la escuela implican una abrumadora sensación de vergüenza. Recuerdo vívidamente estar en el jardín de infancia y uno de mis compañeros de clase ya sabía leer. Inmediatamente después de aprender una de las letras asignadas para esa semana, mi maestra hizo que una de las chicas de mi clase se sentara en su mecedora a la hora del círculo y nos leyera un libro corto. Estaba asombrada y completamente abrumada al mismo tiempo. No sentí que llegaría alguna vez a ser capaz de hacer eso. El día que mi maestra nos dijo que aprenderíamos a contar hasta 100, sentí ganas de abandonar la escuela. Luego aprendí que para graduarme había que ir a la escuela durante doce años y el jardín de infancia no contaba. Quería irme a casa y no volver nunca más.

 

La escuela fue difícil para mí, especialmente en esos primeros años.

 

En el primer grado, me pusieron las etiquetas de “disléxica e incapaz de aprender”. Estas etiquetas trajeron consigo mucha vergüenza en los años siguientes.

 

Moisés también sabía algo sobre el aguijón de la vergüenza. En Éxodo 4, le pidió a Dios que eligiera a otra persona para el trabajo. Debido a su “debilidad” o “incapacidad”, Moisés no se sentía seguro para hablar delante de la gente. Su renuencia a obedecer la petición de Dios muestra el control que la vergüenza tuvo en su vida. Para nosotras, parece casi impensable pedirle a Dios que elija a otra persona para un trabajo, pero eso es exactamente lo que hizo Moisés.

 

Por vergüenza, Moisés pensó que no tenía nada que ofrecer. No confiaba en que Dios todavía pudiera moverse poderosamente a través de su incapacidad. La vergüenza que experimentó Moisés lo hizo sentirse insuficiente, inutilizable, descalificado y quebrantado.

 

He sentido esos mismos sentimientos a lo largo de los años y todavía lucho con ellos incluso ahora.

 

En nuestra debilidad, Dios es fuerte (2 Corintios 12: 9-11). Vemos esta verdad repetirse a lo largo de la vida de Moisés, ya que luego decidió no permitir que su vergüenza le impidiera obedecer el llamado de Dios en su vida. ¿Ocurrió de la noche a la mañana? No, sino día a día, eligiendo confiar y caminar hacia adelante un día a la vez, Dios transformó a Moisés en un líder asombroso, un líder que Dios usó para sacar a Su pueblo de la esclavitud y llevarlo a la tierra prometida.

 

Si observas a muchos hombres y mujeres que Dios usó poderosamente a lo largo de los siglos, verás líderes que pelearon batallas por primera vez en los campos de batalla de la vergüenza.

La vergüenza sabe hacerte sentir inferior, insuficiente y expuesta.

La vergüenza hace que quieras esconderte, no que seas la portavoz de Dios.

 

Sin embargo, a lo largo de las Escrituras, ilustrado de forma especial en la vida de Moisés, Dios buscó intencionalmente a los cubiertos de vergüenza, mostrando una vez más Su compasión por los heridos y Su poder para redimir sus vidas.

 

Lo que Dios hizo a través de la vida de Moisés, también puede hacerlo en la tuya.

 

En el Salmo 103 leemos sobre el amor compasivo, misericordioso, paciente y leal de Dios por Sus hijos revelado a través de la vida de Moisés. Dios podría haber elegido un líder menos quebrantado, pero no lo hizo. Eso dice mucho sobre el corazón de Dios por los heridos.

 

No conozco la causa de la vergüenza en tu vida, pero quiero que sepas que a pesar de las mentiras que escuchas, Dios puede y quiere usarte poderosamente. La próxima vez que sientas que la pesadez de la vergüenza se apodera de ti, piensa en Moisés y cuán poderosamente Dios obró en su vida. Confía que Dios trabajará poderosamente a través de la tuya también. No lo olvides, nunca estás demasiado quebrantada para que Dios te use o te redima.

 

Angela Perritt

Estudio Bíblico Relacionado

Recibe nuestras actualizaciones

Recientes