La salvación por la gracia mediante la fe

 

La complacencia ha sido parte de mí desde que tengo memoria, sin importar la cantidad de santificación y obra satisfactoria de Cristo en mi vida. Continuamente me siento atraída hacia un deseo malsano de hacer felices a los demás y ganar su aprobación. No sé de dónde viene esto. Podría ser porque yo era la única niña en nuestra familia creciendo, que también era la más joven. Podría haber venido de una salvación basada en la ley que me enseñaron a una edad temprana. O, lo más probable, es sólo parte de lo que soy en mi carne, sin venir de ninguna fuente externa. Por lo tanto, siempre me siento desafiada por estos versículos en Efesios 2 que hablan de la gracia por medio de la fe, no de las obras. Son versículos que, cada vez que los leo o pienso en ellos, me recuerdan quién es Cristo y quién debo ser yo a la luz de él.

 

Cómo nos salvamos

 

El Apóstol Pablo aquí es claro que nuestra salvación no tiene nada que ver con nosotras; la tenemos sólo por la gracia de Dios en nuestras vidas. La gracia es el favor inmerecido de Dios sobre aquellos que han pecado contra Él, ofreciéndonos una salvación segura. Es importante reconocer que Pablo no dice «estás siendo salvado» o «serás salvado», sino que afirma que «somos salvas». La salvación de una cristiana es segura, a través de la gracia de Dios en sus vidas. No es algo que alcancemos en un cierto período de tiempo o que recibamos sólo al final de nuestras vidas. Hemos sido salvadas por la obra terminada de Jesús en la cruz, y veremos esa salvación en su totalidad un día por Su resurrección.

 

Antes de pensar en cómo Pablo nos dice que no somos salvos, veamos cómo lo somos: por medio de la fe. La fe es una confianza plena en que Cristo es quien dice ser y que ha hecho lo que dijo que haría. Así que, aunque es un momento inicial, también es una postura continua. La fe continúa en nuestras vidas después de nuestra salvación personal, con una confianza en Él como Salvador y Señor. Esta gracia y esta fe son dones generosos de Dios; no son obra nuestra. No hay nada dentro de nosotros que pueda ganar la gracia o reunir la fe suficiente para la salvación. Se nos dan para que podamos tener una relación correcta con Dios.

 

Cómo no nos salvamos

 

Entonces, somos salvas por gracia a través de la fe, pero ¿cómo no somos salvas? No somos salvas por nuestras buenas obras. ¡Alabado sea el Señor por esto! Puede ser muy tentador vivir de una manera que demuestre que creemos que esto no es cierto. Dentro de la cultura, hay una presión constante para rendir, para ser lo suficientemente bueno, o hacer lo suficientemente bueno. Lo vemos en los lugares de trabajo, en las redes sociales, en los grupos de amigos y en muchos otros ámbitos. Pero este es el camino contracultural de Cristo. ¡No tenemos que hacer nada para ganar la salvación! Esta es una verdad asombrosa en la que podemos descansar.

 

Cómo vivimos nuestra fe

 

Al continuar en nuestra fe, sabemos que tenemos buenas obras. Entonces, ¿por qué las tenemos si no son con el propósito de ganar nada? Bueno Pablo aclara aquí que no somos salvas por nuestras buenas obras, sino para hacer buenas obras. Todo lo que hacemos es el resultado de la obra de Dios en nosotros para la salvación ya que El nos ha hecho una nueva creación. De esto, somos capaces de caminar libremente en buenas obras para traerle alabanza y honor. 

 

No somos hechura nuestra, sino hechura Suya. Nuestras obras han sido redimidas para ser usadas con el propósito de adoración y no de logro. Antes de la fundación del mundo, Dios había planeado hacernos nuevas criaturas en Cristo Jesús con dones, talentos, y habilidades que son dadas con propósito debido a Su gracia salvadora. Esto también significa que no trabajamos para la aprobación del hombre, sino con el único propósito de glorificar a Dios. Encontramos verdadera libertad en todo a lo que Dios nos llama porque nuestros ojos están enfocados solamente en Él para aprobación. 

 

Servir en la iglesia local, ministrar a los perdidos, enseñar a sus hijos, o ser fiel en la Palabra no son cosas que nos llevan a la salvación. Si las cosas nos salvaran, entonces nos encontraríamos atrapados en una trampa de legalismo, que está lejos de la gracia que Dios quiso. En cambio, las oportunidades que tenemos de servir son hermosos regalos y alegrías. Ahora, ¡podemos vivir de nuestra nueva identidad dada por Dios en la que somos salvos por gracia a través de la fe!

 

Claire Marshall

 

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Hemos llegado al final de este estudio y damos gracias a Dios por tu acompañamiento, queremos invitarte en nuestro ultimo estudio del año “Regocijate – Celebrando el tiempo de adviento” el proximo 18 de noviembre.

 

 

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