La Palabra

 

 

En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba con Dios y la Palabra era Dios. Estaba en el principio junto a Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella nada de lo que ha sido hecho fue hecho. En ella estaba la vida y la vida era la luz de la humanidad. –Juan 1:1–4

 

Jesús no es una ocurrencia tardía. Él no era el plan de emergencia de Dios. Jesús es, fue y siempre será. Él es completamente Dios y estuvo presente en el principio de los tiempos. Por Él y para Él fueron creadas todas las cosas. Cualquiera que trata de encontrar su plenitud fuera de Jesús, experimenta el caos, porque Él es la vida y la luz de la humanidad.

 

Cada vez que tratamos de existir fuera de Cristo y hacer las cosas por nuestra cuenta, solo hay dolor y tristeza. Lo sé demasiado bien. Recuerdo mi vida sin Jesús, y era puro caos. Crecí en un hogar cristiano, así que sabía sobre el cielo y el infierno, y realmente no quería ir al infierno. Entonces, todos los días, traté desesperadamente de vivir bien. Intenté ser obediente pero siempre me quedaba corta.

 

Mis padres eran pastores, así que pueden imaginar el tipo de hogar en el que crecí. La Palabra de Dios y el conocimiento de la vida de Cristo no faltaron de ninguna manera. Pero el diablo me engañó, convenciéndome de que el estilo de vida y el Dios de mis padres era la esclavitud, y que yo podía sobrevivir por mi cuenta. Así que lo intenté.

 

Yo no quería la vida de mis padres. Quería ser una buena persona y vivir en mis términos, no en los términos de Dios. Declaré que iba a estar en el cielo mientras viviera de una manera “buena” y “bien”, y pensé que si pecaba, mientras confesara mi pecado justo antes de que sonaran las trompetas y Jesús viniera a llevarnos a casa, todo saldría bien.

 

Escribiendo esto ahora, niego con la cabeza ante mis pensamientos. Nadie sabe cuándo regresará Jesús, ni siquiera los ángeles en el cielo ni el Hijo, solo Dios. Pero cuando elegimos creer en Jesús, entregando nuestra vida a Él y escogiendo caminar de acuerdo a Su Palabra, se nos concede una vida con Él en la eternidad. (Mateo 24:36).

 

Creer que podía vivir sin Jesús era y es una gran mentira. Jesús es el único camino a Dios. Él es el único camino a la vida eterna. Dios envió a Su Hijo a morir por nosotras para que podamos pasar la eternidad en el cielo con Él. Con alegría, querida amiga, no hay otro nombre bajo el cielo a través del cual podamos ser salvas excepto el nombre de Jesús. No hay otro camino o ruta hacia la eternidad y hacia Dios sino a través de Jesús. Él desea una relación continua, saludable y creciente contigo, si ya le has dado tu vida. Quiere caminar contigo por la vida, ser el fundamento y la verdad sobre la que se asienta nuestra vida.

 

Cuando Jesús vino al mundo, como lo describió Juan el Bautista en los versículos de hoy, el mundo no lo reconoció. No lo querían, lo cual es muy triste porque cuando entras en contacto con la persona de Jesús a través de la Biblia, tu vida anterior palidece mucho en comparación con la nueva vida que tendrás con Él.

 

Jesús no es uno de los caminos a la vida eterna y a la relación con Dios; Él es el único camino.

 

Con Dios, tú y yo somos valiosas y únicas; separadas de Él no somos nada.

 

La oscuridad nunca puede extinguir la luz de Cristo. En Su luz nos vemos a nosotras mismas por lo que somos y quienes somos realmente; pecadoras que necesitan un Salvador. Cuando seguimos a Jesús, la Luz verdadera, podemos evitar caminar en la oscuridad y vivir en pecado. Jesús quita la oscuridad del pecado e ilumina el camino que tenemos por delante.

 

¿Has permitido que la luz de Jesús brille en tu vida? ¿Eres obediente para caminar donde brilla Su luz?

 

La verdad acerca de Jesús es que Él es el Hijo de Dios y la única fuente de vida eterna.

 

Shalom,

Ebos Aifuobhokhan 

 

Semana 1 – Desafío

El evangelio de Juan fue escrito para demostrarle al mundo que Jesucristo es el Hijo de Dios y el único camino a la vida eterna. Juan escribió a una audiencia que sabía de la muerte y resurrección de Jesús. Su objetivo era demostrar a los que habían escuchado estas cosas exactamente por qué podían creer que Jesús es el Hijo de Dios. Lee el libro con nuevos ojos sin olvidar el final de la historia.  Permite que las palabras de Juan te prueben la naturaleza de Cristo. Registra las verdades que descubres a medida que las estudias de esta manera.

 

Semana 1 – Plan de Lectura

 

Semana 1 – Versículo a Memorizar

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