La Palabra de Dios nos cambia

 

“Sean gratas las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón delante de Ti,

Oh Señor, roca mía y Redentor mío.” Salmo 19:14

 

Todo creyente verdadero busca de corazón agradar a Dios, y en esto es importante tomar en cuenta qué clase de palabras salen de su boca, qué clase de pensamientos pasan por su mente, y sobre todo cuáles son las intenciones que hay en su corazón para ello. Es importante porque esto afecta directamente su comunión con Dios.

 

David decía “Sean gratos los dichos de mi boca”, es decir, que lo que diga sea agradable, aceptable. Más adelante dice: “y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío” Salmo 19:14.

 

Aparte de ser una hermosa oración, en la que David reconoce a Dios como Su roca y redentor, también observamos cómo le pide ayuda para mantenerse puro, para que su vida agrade en todo al Señor.

 

Podemos apreciar la importancia de que nuestras palabras y pensamientos estén en armonía con la Palabra y la voluntad de Dios. Todo lo que decimos refleja lo que hay en nuestro corazón. 

 

Sin embargo, aunque sabemos esto, muchas veces no vigilamos con diligencia, y manejamos un lenguaje que no refleja la presencia de Cristo en nuestras vidas, uno que por el contrario, exalta nuestra humanidad, y lo más peligroso, lejano a lo que Dios quiere para nuestras vidas.

 

Debemos tener presente el impacto que  tener nuestras palabras. Con ellas podemos causar profundas heridas y echar a perder buenas amistades, cuando las decimos sin pensar o con propósitos de hacer daño. 

Por otro lado, ellas pueden tener el efecto contrario, con comentarios bondadosos, al animar a corazones heridos con palabras que edifican.

 

No debemos hablar motivados por la ira o el conflicto, sino ser humildes al expresarnos, siempre tratando de escuchar y comprender primero. Aún si estamos frente a alguien que se dirige a nosotros de forma iracunda, es mejor callar o responder amablemente, para que no seamos como los necios y caigamos en provocación.

 

Nuestra boca habla de lo que abunda en nuestro corazón, por eso es necesario acudir a la palabra de Dios, meditar en ella, reflexionar en sus dichos, en sus promesas, en la disciplina que debemos tener en abundancia. Todo ello nos da fortaleza y control sobre las emociones, que en ocasiones nos abruman, y nos ayuda a pensar, hablar y actuar sabiamente.

 

Debemos esforzarnos para presentarnos delante de Dios aprobados, anhelar como David, ser agradables delante de Dios, que nuestro propósito sea ser gratos ante Él, que los dichos de nuestra boca expresen sabiduría, que las intenciones de nuestro corazón sean las correctas y nos lleven a cumplir los propósitos de Dios, no sólo por momentos, sino en todo tiempo.

 

Señor, gracias por Tu palabra que nos exhorta a cuidar de nuestra identidad como hijas Tuyas. Reconocemos que no es fácil en nuestras fuerzas, que las emociones a veces nos superan, pero queremos mantener nuestros corazones y mentes acorde a Tus enseñanzas para servirte a Ti y a los que nos rodean, porque sólo Tú eres nuestra roca eterna y nuestro redentor. En el nombre de Jesús, Amén

 

Dios las bendiga,

Carmen Salleres Benavente

 

Semana 6 – Plan de Lectura

 

 

Semana 6 – Versículo a Memorizar

 

 

Semana 6 – Desafío

Sabemos y creemos que la Palabra de Dios es viva y activa y que cambia nuestros corazones y nuestras vidas, ¿cómo debemos acercarnos a ella? ¿Cómo podemos aplicar lo que hemos aprendido en este estudio de manera más permanente? ¿Cómo vas a acercarte a las Escrituras de manera diferente este año?

 

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