“La ley del Señor es perfecta, que restaura el alma; El testimonio del Señor es seguro, que hace sabio al sencillo. Los preceptos del Señor son rectos, que alegran el corazón; El mandamiento del Señor es puro, que alumbra los ojos. El temor del Señor es limpio, que permanece para siempre; Los juicios del Señor son verdaderos, todos ellos justos”
El Salmo 19 hace una descripción del poder de Dios, y también de Su ley, usando diferentes términos para describirla, resaltando su fuerza y propósito. En esta descripción podemos notar la excelencia de la Palabra de Dios que, aunque David sólo contaba con una parte de ella, se aplica a la Biblia en su totalidad.
Observemos con detenimiento estos conceptos que nos muestran algunos de los efectos que causa la verdad bíblica en la vida de todo aquel que la escudriña y la obedece.
“La ley del Señor es perfecta, que restaura el alma”. Dios es perfecto, por lo tanto Su palabra no tiene errores. Al leerla, ella nos muestra lo que somos, nos hace reflexionar hasta hacernos volver de nuestro mal proceder, nos da nueva vida. Ella da vida y refresca nuestro ser.
“El testimonio del Señor es seguro, que hace sabio al sencillo” Al referirse al sencillo nos habla de aquel que vive engañado por su ignorancia, a este sólo la Palabra de Dios le puede iluminar el entendimiento, y llenarlo de sabiduría. Eso permite que llegue a confiar plenamente en Sus decretos, pues Dios es fiel, y por lo tanto lo que dice es confiable.
“Los preceptos del Señor son rectos, que alegran el corazón”. La integridad de la ley de Dios tiene el poder para enderezar el camino torcido de todo ser humano. Esto causa regocijo a todo aquel que la escudriña y ama la verdad.
“El mandamiento del Señor es puro, que alumbra los ojos” La Palabra de Dios es pura y tiene el poder para limpiarnos actuando con firmeza en nuestra vida. La justicia y veracidad de las Escrituras alumbra porque ella misma es luz, da entendimiento acerca de la voluntad de Dios, mostrando el camino por donde debemos andar. (Salmos 119:105)
“El temor del Señor es limpio, que permanece para siempre; Los juicios del Señor son verdaderos, todos ellos justos.” No hay ningún tipo de impureza ni defecto en la Biblia porque proviene de Dios. Ella “permanece para siempre,” significa que es permanente y eterna, es perdurable y vigente en el tiempo y en todas las épocas.
La palabra de Dios es justa, habla lo que es justo, y produce lo que es justo. (Salmo 119: 142). La Biblia es la revelación viva de la voluntad de Dios, expresada en Sus mandatos y decretos, nos brinda principios permanentes de conducta, lo que, por Su gracia, trae rica recompensa a quienes viven de acuerdo a ella.
Hoy te exhorto a acercarte a Dios a través de la Biblia. Medita en ella de manera intencional y constante, compártela, confía en el Señor, porque el resultado que opera en nosotros es de gran bendición.
Señor, gracias por Tu Palabra perfecta, limpia, recta, justa y verdadera. Por medio de ella Tú nos hablas, y Te podemos conocer. Ayúdanos a meditar en ella y a ponerla en práctica cada día. En el nombre de Jesús, Amén.
A los pies de Jesucristo
Yaneth Olivares de Gaviria.
Semana 3 – Plan de Lectura
Semana 3 – Versículo a Memorizar