“Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, En la cual me has hecho esperar. Ella es mi consuelo en mi aflicción, Porque tu dicho me ha vivificado.”
¿Sabías que el Salmo 119 está diseñado como un hermoso acróstico que consta de las 22 letras del alfabeto hebreo? Así es, y es el capítulo más largo del libro de los Salmos, y de toda la biblia.
Este salmo exalta la excelencia de las Escrituras a través de oraciones cortas, refiriéndose a ella como: palabra, dichos, caminos, testimonios, juicios, preceptos, mandamientos, ley, estatutos y fidelidad.
Hay muchas bendiciones y beneficios para todo aquel que guarda la palabra de Dios, como ser bienaventurado, limpiar su camino, ser vivificado, no ser avergonzado, entre otros.
En el versículo 49 el escritor comienza diciendo: “Acuérdate”, esto no significa que Dios se olvida de Sus promesas, más bien él se aferra a ellas, como queriendo decir, “no te tardes en cumplir las promesas que me hiciste, pues ellas son las que me alientan y me dan esperanza”.
Así mismo en el versículo 50 manifiesta que la palabra del Señor ha sido su consuelo en medio de la aflicción, que Sus dichos lo han reanimado.
Recordemos que Dios tiene Su plan perfecto y el tiempo preciso para ejercer Su voluntad. En Génesis 8:1, dice: «Y se acordó Dios de Noé», el Señor no se había olvidado de Noé, sino que era el tiempo perfecto para cumplir lo que había prometido.
En medio de la circunstancia o aflicción, Dios sigue mostrando Su carácter, nos recuerda que Él no miente y que Sus promesas siempre se cumplirán. Al igual que el salmista, recordemos que la palabra del Señor trae consuelo, mientras le esperamos, pues Él es digno de toda confianza.
Padre celestial, ayúdanos a guardar Tus mandatos en nuestro corazón, para poder esperar con paciencia y al mismo tiempo ser consoladas en medio de nuestras dificultades. Gracias porque Tú eres un Dios fiel que cumples lo que prometes.
A los pies de Jesucristo
Yaneth Olivares de Gaviria
Colombia
