Jesús Te Ve

 

 

 

Al comienzo de esta nueva semana en nuestro estudio del Evangelio de Lucas, encontramos a Jesús cerca de Capernaúm, específicamente acercándose a un pueblo llamado Naín.

 

Jesús y sus discípulos, junto con una gran multitud que los seguía, caminaban hacia Naín cuando justo afuera vieron una procesión. Llevaban a un hombre que murió, muy probablemente a un lugar de entierro ubicado en las afueras de la ciudad. Su madre estaba allí y con ella una gran multitud del pueblo. Su hijo había muerto y ella era viuda. Estaba afligida en todos los sentidos, abatida por el dolor y la pena, muy probablemente sin visión ni esperanza para el mañana.

 

Tal vez te sientes de manera similar. ¿Has perdido toda esperanza para el futuro, incapaz de ver nada bueno más allá del dolor y el cansancio que llenan tu corazón? Si es así, sigue leyendo, querida alma,aún hay esperanza para ti.

 

Cuando Jesús vio a esta mujer, tuvo compasión de ella. En otras palabras, el corazón de Jesús se compadeció de ella, la vio y validó sus emociones, sufriendo junto a ella. Lo invadió el deseo de consolarla.

 

Cuando nos encontramos en medio de una tormenta que se avecina y muy lejos de nuestras propias profundidades, no podemos encontrar mejor consuelo para nuestras almas que el de Jesucristo. Él es compasivo y bondadoso, y Él es manso y humilde de corazón (Mateo 11:29). Vino a vivir la vida que tú no pudiste y a morir la muerte que merecías. Lo hizo todo para permitirte compartir Su victoria sobre la muerte, para que puedas tener una relación personal con Él como Señor de tu vida y Salvador de tu alma. ¡Él es para ti!

 

La compasión de Jesús lo movió a la acción. A Su orden, el joven volvió a vivir y devuelto a su afligida madre ahora llena de gozo.

 

Jesús tiene poder sobre la muerte. Incluso tocar un ataúd, que en los días de Jesús se consideraba ceremonialmente profanador, no lo contaminó; más bien, Su toque disipó inmediatamente la muerte. Él puede cambiar las cosas en un momento. ¡Aférrate a la fe, querida amiga! Él puede cambiar tus circunstancias, y hasta el alivio o la redención de tu alma, ¡Él te fortalecerá con Su fuerte diestra!

 

Entonces, ¿cuál fue la respuesta de las multitudes en ese entonces, y cuál debería ser nuestra respuesta ahora, ya sea en medio del dolor y la aflicción, esperando, o tal vez en el otro lado, llenas de gozo por la mano compasiva de nuestro amado Salvador sobre nuestras vidas? 

 

“El temor se apoderó de todos ellos, y comenzaron a glorificar a Dios, diciendo: ‘¡Un gran profeta se ha aparecido entre nosotros!’ y ‘¡Dios ha venido a ayudar a su pueblo!’” – Lucas 7:16

 

¡Glorifiquemos a Dios con todo lo que tenemos! ¡Démosle la gloria con nuestras palabras, con nuestros actos, con nuestros afectos y con lo poco o mucho que Él nos ha dado! Él ha venido a ayudar a Su pueblo, y tú no eres pasada por alto.

 

Levanta el corazón; Jesús te ve, se preocupa profundamente por ti y te conoce íntimamente, con mucho cariño y amor (1 Juan 3:1).

 

Petra

 

 

Desafío de la semana 3:

Veremos a Jesús realizar muchos milagros en nuestras lecturas de esta semana. Los discípulos vieron a Jesús realizar estos milagros en persona, pero aun así, su fe era débil. Esta semana, evalúa honestamente tu fe. Pídele a Dios que te revele un área de tu vida en la que tu fe necesita ser fortalecida, y luego pídele a Dios que lo haga por el poder de Su Espíritu en ti.

 

Plan de lectura de la semana 3

 

 

Versículo para memorizar de la Semana 3

 

 

 

Ama a Dios Grandemente

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