Hecha con Propósito

 

¿Alguna vez has pasado junto a un grupo de personas y has escuchado un fragmento de su conversación que consigue intrigarte y preguntarte cómo es su vida? ¿Adónde van ahora? ¿Dónde viven? ¿Volveremos a cruzarnos alguna vez? Quizás la gente lo hace todo el tiempo, ¡pero esta es la primera vez que lo hago!

 

El mundo está lleno de personas increíbles, cada una es única y con dones diferentes. No tenemos que ir muy lejos para ver la infinita creatividad de Dios.

 

Creada intencionalmente

 

No soy muy creativa de una manera tradicional, como en poder dibujar o pintar. Pero en mi trabajo, a veces tengo que explicar ideas complejas, y me gusta hacerlo de forma visual. Los recursos visuales pueden ayudar al lector a comprender conceptos difíciles con mayor facilidad. Pero a menudo estoy limitada por el tiempo y la falta de ideas creativas y de habilidad. Es frustrante cuando tienes una idea en la cabeza de cómo debería verse algo, pero lo que creas no se parece en nada.

 

Dios no tiene estas limitaciones. Él te creó a ti y a todos los que viven, han vivido y vivirán. Cada uno de nosotros es diferente. Cada uno está hecho a su imagen. ¡Qué creatividad tan asombrosa el imaginar y crear todo, desde pequeñas hormigas hasta los planetas y estrellas en galaxias lejanas!

 

Él podría haberte creado de otra manera. A veces anhelamos ser diferentes de como somos. Sin embargo, no sabemos realmente qué desafíos vendrían con los dones que no tenemos.

 

 

Continuamente renovadas

 

Dios te creó, y puedes confiar en que Él sabe qué es lo mejor. Él te llamó porque te ama. Te salvó, haciéndote nueva en Cristo.

 

Así que, si alguno está en Cristo, es una nueva creación; lo viejo pasó; ¡he aquí lo nuevo! (2 Corintios 5:17)

 

Él te colocó donde estás, con los talentos que tienes y en este momento de la historia. Dios tiene un plan y un propósito para tu vida. Tiene una tarea para ti. Puedes ser parte de su plan de redención, mostrando y contándole al mundo acerca de su gran amor.

 

Es fundamental que entendamos bien el orden: Dios nos ama y nos salva no porque seamos buenos, ni porque hagamos cosas buenas, sino porque él es bueno. Nunca podríamos ser perfectos. Confiamos plenamente en Jesús para nuestra salvación.

 

A quienes hemos confiado en Jesús y somos salvos, Dios nos da el Espíritu Santo, que obra en y a través de nosotros, haciéndonos más como Cristo. El amor de Dios nos transforma. Queremos hacer lo que le agrada, y Él transforma nuestros deseos para que sean más como los suyos. Queremos hacer buenas obras para reflejar a Dios en el mundo que nos rodea.

 

Entonces, ¿cuáles son las buenas obras a las que Dios te ha llamado?

 

Yo no puedo responder a eso porque va a cambiar con el tiempo. Pero aquí tienes algunos útiles puntos de partida para reflexionar y orar:

 

  • ¿Qué cosas me ha dado Dios y con qué habilidades me ha bendecido? ¿Cómo puedo usar esto para hacer el bien y guiar a otras personas hacia Dios?
  • ¿Qué necesidades percibo en mi familia, mi vecindario, mi iglesia y en otros lugares alrededor del mundo? ¿Puedo usar mis habilidades o recursos financieros para satisfacer esas necesidades?
  • ¿Hay algún ministerio en el que me gustaría participar? ¿Qué me impide unirme a él o iniciarlo?
  • ¿A quién ha puesto Dios en mi corazón? ¿Qué oportunidades tengo para hacerles el bien?
  • ¿Cómo puedo aprovechar cada oportunidad para buscar hacer el bien dondequiera que esté y sin importar lo que haga?
  • ¿Cuál es mi actitud? ¿Hago buenas obras porque siento que debo hacerlas o para recibir elogios de los demás, o me alegra la oportunidad de ser usado por Dios para mostrar amor a los demás?

 

Ora y pídele a Dios sabiduría y discernimiento para saber qué es lo mejor. Pídele que transforme tu corazón para que puedas amar a los demás con generosidad como Él te ha amado a ti.

 

 

La bondad de Dios en acción

 

No podemos hacerlo todo. ¡Pero debemos estar haciendo algo! Lo que somos capaces de hacer también cambiará con el tiempo. Si acaso no deseamos hacer el bien a los demás,  debemos cuestionar nuestro conocimiento de Dios, tal como nos invita el apóstol Juan.

 

Pero quien posee bienes de este mundo y ve a su hermano en necesidad y le niega su compasión, ¿cómo puede el amor de Dios residir en él? Hijitos, no amemos de palabra ni de lengua, sino con hechos y en verdad. (1 Juan 3:17-18)

 

Dios nos llama a ser mujeres de acción, mujeres dispuestas a sacrificar nuestro tiempo, nuestro dinero, nuestros hogares y nuestros recursos por el bien de los demás. Mujeres que lo buscan a Él primero y están llamadas a vivir de manera diferente en nuestros hogares, iglesias, trabajos y comunidades. ¡Dios nos creó y nos preparó para estas buenas obras! Este es su plan para nuestras vidas.

 

Tienes la oportunidad cada día de hacer el bien para la gloria de Dios. Así que pregúntale a Dios qué bien puedes hacer hoy. Él te lo mostrará.

 

Y aferrémonos firmemente a la esperanza que confesamos, porque el que hizo la promesa es digno de confianza. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras. (Hebreos 10:23-24)

Julie McIlhatton

Estudio Bíblico Relacionado

Recibe nuestras actualizaciones

Recientes