Hay Más de Donde Vino Eso

 

Recuerdo que mi madre me contó una vez que su padre era conocido por decir: “Hay más de donde vino eso”. 

 

Su padre tenía un corazón muy generoso y compasivo. A pesar de que su familia no tenía mucha riqueza, vivía con un corazón abierto y generoso, dispuesto a ayudar a los demás, buscando ser una bendición para los que tenían una necesidad. Y eso era especialmente cierto en el corazón de su padre hacia sus hijos.

 

Mi madre contaba que cuando tenía una necesidad o una pregunta, sabía que siempre podía acercarse a su padre para pedirle ayuda. A veces, necesitaba su consejo cuando se enfrentaba a una situación difícil. Otras veces, necesitaba sus palabras tranquilas y reconfortantes para calmar sus nervios antes de un recital de piano. Si necesitaba zapatos nuevos, material escolar, o dinero para el almuerzo, sabía que podía acudir a su padre y pedírselo, y él la ayudaría a conseguir lo que necesitaba.

 

Incluso había ocasiones en las que la sorprendía entregándole unos cuantos billetes de dólar para que pudiera disfrutar de cualquier cosa especial. Al principio, ella se sentía un poco culpable, pensando que no se lo había ganado o que tal vez era demasiado para aceptarlo, pero su padre le respondía con una sonrisa en los ojos: “Oh, hay más de donde vino eso”. Era una promesa para ella de que era capaz no sólo de atender sus necesidades básicas, sino también de ir más allá, simplemente porque estaba encantado con ella, y eso no tenía límite ni fin.

 

Me encanta ese pensamiento porque ciertamente es el eco del corazón de nuestro Padre Celestial, ¿no es así?

 

Tenemos un Padre Celestial que se preocupa mucho por nosotras. Él quiere que sepamos que podemos acudir a Él sobre cualquier cosa. Lo grande y lo pequeño. Las cosas aparentemente pequeñas que pueden no ser gran cosa para otras, pero que son importantes para nosotras. Eso es la oración: es hablar directamente con Dios, hablarle y escuchar lo que tiene que decir.

 

Dios quiere que sepamos que podemos acudir a Él con cualquier petición y acudir con la confianza de que nunca se cansará de escuchar nuestra voz en la oración. Él quiere que acudamos a Él, no sólo como una idea secundaria, sino como nuestra primera fuente. Nunca somos una carga para Él. Y Él no solo nos escucha, Él responde. Con amor, misericordia, gracia y más de lo que podríamos empezar a entender.

 

Juan 1:16 nos recuerda que Él es un Dios que extiende “De su plenitud ya hemos recibido todos, y gracia sobre gracia” desde la plenitud de lo que Él es. Es ilimitado en amor, ilimitado en gracia, ilimitado en Su capacidad de hacer todo lo que dice que puede hacer.

 

Es como si Él nos dijera: “Hija, hay más de donde vino eso”.

 

Él no quiere satisfacer sólo las necesidades básicas, que apenas alcanzan. Él es un Padre amoroso y bueno. No hay límites a Su poder y a Su capacidad. Él quiere que aprendamos que nuestras oraciones no pasan desapercibidas o no reconocidas, sino que cuando oramos, cuando le creemos a Él de acuerdo a Su Palabra, encontraremos que Él es nuestra Fuente. Él es nuestro Proveedor. Él nos da sabiduría y dirección. Él nos da Su perfecta paz. Él es el que puede, el que es más que suficiente, y el que puede hacer mucho más de lo que podríamos pedir o pensar.

 

Espero que podamos recordar que tenemos un Padre que es tan bueno, tan amable y tan poderoso. No te reprimas al pedirle lo que necesitas. Él está dispuesto a concedernos a todas, de Su plenitud, un don de gracia tras otro, “…todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos…” (Efesios 3:20 NBLA).

 

Con Dios, siempre hay más de donde vino eso.

 

Andrea

 

Estudio Bíblico Relacionado

Recibe nuestras actualizaciones

Recientes