Antes de que tomara mi primer aliento, mi vida estaba en problemas. La mayoría de los bebés vienen al mundo llorando, yo vine en silencio. Para mi mamá, que acababa de atravesar horas difíciles de una labor de parto intensa y después una cesárea vertical de emergencia en un remoto hospital militar, fue preocupante el momento cuando escuchó el silencio. El parto no fue fácil para ninguna de las dos y como resultado, mis dos pulmones colapsaron mientras ella desesperadamente trataba de dar a luz. La angustia fue la primera respuesta a mi llegada y sin embargo, Dios no se aterrorizó con la severidad de la situación. Por el contrario, ese día utilizó a un doctor y a algunas enfermeras para salvar mi vida y ayudarme a respirar. Aquel no sería el último día, Dios usaría a otros para ayudarme a respirar de nuevo.
Cuando leo Efesios 2:10, en ocasiones pienso acerca de mi entrada loca a este mundo y me pregunto si Satanás sabía los planes que Dios tenía para mi vida. ¿Estaba intentando detener la obra que Dios iba a realizar a través de mí? No estoy segura, pero me deleito al saber que antes de que tomara mi primer aliento, Dios estaba allí y Él no iba a permitir que Sus planes para mi vida fueran frustrados.
No sólo Dios estaba delante de mí, sino que a través de los años he visto como Él también me ha equipado para lo que me ha llamado hacer. Sabemos por Efesios 2:8-9 que nuestra salvación es únicamente por gracia y no por obras para que no podamos jactarnos. La Salvación es un regalo gratuito y no un pago transaccional por nuestro servicio a Dios. Entender que Dios ha estado antes que yo y me ha creado con la personalidad, los dones y las pasiones justas para hacer un trabajo increíble para Él no solamente me emociona, sino que me humilla al mismo tiempo.
Comprender que Dios ha ido antes que yo para preparar estas buenas obras de antemano en mi vida y quizás me ha equipado para ellas, me ayuda a ser más fuerte y tal vez a ser un poco más valiente en medio de mis batallas. No te equivoques, Dios conoce nuestro futuro y conoce exactamente lo que necesitamos para los días que nos esperan.
Confía en Dios en aquellos días que no entiendas lo que está pasando. Confía en Él cuando la ansiedad llene tu corazón, al pensar en el futuro. Regresa a lo que sabes sobre el carácter de Dios y apóyate en la verdad de quién es Él. Tu no estás sola. Dios te ha equipado especialmente para este día. Para este tiempo especial de la historia. Hazlo a Él tu ancla y sostente fuerte. Eres exactamente la mujer que Él desea usar ahora mismo para extender Su reino. Él ha preparado de antemano esta obra increíble, para este tiempo exacto, y Él te ha dado generosamente exactamente lo que necesitas para desempeñar tu parte en la maravillosa historia de redención que Él está escribiendo a través de nuestras vidas.
Así que permanece en la Palabra de Dios, haz que Jesús sea tu ancla, y camina hacia adelante en fe. Dios pondrá personas en tu camino, como lo hizo conmigo, para ayudarte a respirar cuando algunas batallas se vuelven tan feroces que no puedas recuperar tu aliento. Nunca olvides que Dios amorosamente te ha equipado para la tarea que tiene entre manos. Él te escogió para esta maravillosa buena obra que mostrará Su amor y redención a un mundo expectante que necesita desesperadamente a Jesús.
Angela