Generosidad y Adoración

 

 

Hace poco comencé a trabajar como voluntaria, en donde el objetivo es levantar a la siguiente generación de patrocinadores del Evangelio. No tenía idea de lo que es un “patrocinador del Evangelio”, y en estos meses, ha sido una total bendición del Señor que me haya conectado con una hermosa oportunidad de trabajo que abrió mis ojos  a una vista mucho mayor del llamado que Dios tiene para cada persona, justo en donde nos encontramos. 

 

Patrocinador: es una persona que apoya financieramente o de alguna otra forma, a una persona, organización, causa o actividad. 

 

En Lucas 10 se nos presentan ejemplos tangibles de los primeros patrocinadores del Evangelio: la Misión de los 72, el buen samaritano,María y Marta. Cada historia nos adentra en el cómo se ama al Señor con todo el corazón, alma, mente y fuerzas; así sea a través del evangelismo, el cuidado de los pobres o necesitados, o al priorizar la adoración. 

 

 

La generosidad es una acto de adoración. 

 

Dar de lo que tenemos (financieramente hablando o de cualquier otra manera) no sólo es una expresión de obediencia, sino de gratitud y confianza. Vemos cómo esto forma parte de cada evento en Lucas 10, y está claro que el Señor quiere que notemos y apreciemos cada acto de servicio. El llamado es simple: ama a Dios, y ama a las personas. Es más que una linda frase que leemos en tazas para café o playeras; es un mandamiento. Todas tenemos un lugar en esto y no se trata únicamente de dinero para poder involucrarnos y volvernos patrocinadoras del Evangelio.

 

Con más frecuencia de lo que pensamos, nuestra fe se muestra en la forma en que vivimos. Nuestros corazones siempre estarán en donde esté lo que atesoremos.Cómo pasamos el tiempo refleja lo que valoramos. Nuestros estados de cuenta bancarios reflejan lo que es más importante para nosotras a lo largo del mes. Lo que valoramos no está tan escondido. Y aún si lo estuviera, Dios lo ve y lo sabe todo. 

 

Estoy de acuerdo en que dar es mejor que recibir, y adoro que Dios nos haya creado para participar de Sus tesoros. Él vivió su vida en la tierra de ésta forma, y nunca nos pidió algo que Él no hubiese hecho. Aún colgando en el madero, Jesús veló por el bienestar de su madre. Se aseguró de que ella estuviera bien cuidada. Mostró una compasión más grande que el dolor de estar en la cruz. Así que, esperar a que la vida sea “perfecta” o que tengamos lo “suficiente” para entonces poder proveer a los demás es como esperar en el camino mientras las oportunidades siguen pasando enfrente de nosotras. 

 

Mi hijo ha sido un gran ejemplo de amor y sacrificio para mí. El verano pasado, trabajó muy duro vendiendo limonadas en la calle donde vivimos.Lo hizo muy bien y estaba muy orgulloso. En mi cumpleaños, vació su pequeño frasco de dinero y fue a donde un hombre que repara podadoras en nuestra colonia, y compró una podadora para así poder podar el césped por sí mismo, y que ya no pagáramos por el servicio. Mi dulce hijo ejemplifica lo que Cristo nos llama a hacer: ver la necesidad y cubrirla. Quizá no podamos comprar podadoras o autos para otras personas, pero el amor y la generosidad se extienden a mucho más. La abundancia de Cristo se magnifica en los servicios, grandes o pequeños, que hacemos para los demás. 

 

 

Aprendemos a confiar en la abundancia de Cristo cuando estamos en necesidad. Hay algunas cosas en la vida que sólo pueden descubrirse y entenderse en los valles. Sin embargo, es en esos valles que yo creo que Cristo nos revela cómo podemos mostrar Su abundancia a los demás que se encuentran en necesidad. Servimos a un Dios bueno, fiel y soberano que todo lo ve- nuestras necesidades así como las de los que nos rodean. Y así como amamos a Dios grandemente, naturalmente amaremos a las personas grandemente. 

 

Kelli. 

 

Kelli

Estudio Bíblico Relacionado

Recibe nuestras actualizaciones

Recientes