El desafío de la espera
¿Cómo estás esperando? ¡Debo confesar que no soy muy buena en eso! La obra que Dios está haciendo para enseñarme paciencia y confianza es un trabajo continuo. ¡Estoy agradecida por Su largo sufrimiento, paciencia y gracia en mi vida!
Nuestra sociedad y nuestra cultura actual ciertamente no nos ayudan a desarrollarnos en este ámbito. Vivimos en una época en la que se espera que todo suceda de inmediato. Tenemos acceso instantáneo vía internet a todo tipo de información a nivel mundial. Tenemos “entrega al día siguiente” cuando compramos en línea, autoservicio en un restaurante y fotografías instantáneas en nuestros teléfonos inteligentes que podemos editar fácilmente.
Entonces, ¿es de extrañar que esperar sea difícil? Puede ser un desafío y una prueba mientras esperamos en el Señor. Nos encontramos esperando que Dios cumpla Sus promesas, esperando que nuestras oraciones sean respondidas, esperando sanidad, liberación, avance o restauración. Si bien es difícil esperar por estas cosas, ¡imagínese tener que esperar 400 años!
Aquí es donde estaba el pueblo de Dios al comienzo del Nuevo Testamento. Conocían y creían en las promesas de la venida del Mesías hechas por el pacto que guardaba Dios, promesas entretejidas a lo largo de todo el Antiguo Testamento. Pero había pasado mucho tiempo desde que se hicieron estas promesas. Más que esto, en medio de la espera Dios no había dicho una palabra.
Esperanza en la espera
Me pregunto, querida amiga, si te encuentras hoy en una situación similar. Esperando que Dios revele Su plan, que el clamor de tu corazón sea respondido o que Sus promesas para ti se cumplan. Ten por seguro esto, puede parecer que Dios guarda silencio, pero nunca está ausente. Él está contigo ahora mismo en esta temporada difícil y mientras esperas, confía, ten esperanza y ora.
Pero Él no te ha dejado reunir fuerzas suficientes ni resolver las cosas por tu cuenta. Él te ha dado Su Palabra y Su Espíritu. El Espíritu Santo ayuda a desarrollar el fruto de la paciencia para esperar y creer que Él hará todo lo que dice mientras Su Palabra proporciona el ancla verdadera que revela el carácter inmutable de Dios.
Al final del Antiguo Testamento, Dios habló a su pueblo a través del profeta Malaquías, el mensajero. Como fue el caso en los otros libros proféticos que hemos estudiado, el pueblo de Dios había sido infiel, desobediente y rebelde, siguiendo su propio camino y resistiéndose a la verdad de Dios. Un Dios que habla requiere un pueblo que escuche, pero sus oídos estaban cerrados y su corazón endurecido.
A pesar de los fracasos de la gente, vemos a un Dios amoroso, bondadoso, fiel, paciente, perdonador, misericordioso y justo. Él siempre cumple las promesas de su pacto con su pueblo, incluso cuando lo abandonan.
Lo mismo ocurre hoy. ¡Este es nuestro Dios! No importa lo que hayamos hecho, Él permanece fiel. Él es inmutable y todas sus promesas para nosotros son “Sí y Amén”, cumplidas en Jesús.
El resultado de la Espera.
Al final del mensaje de Malaquías en el Antiguo Testamento, cierra presentándonos a alguien de quien el evangelista Mateo seguirá hablándonos. Escribe sobre otro mensajero de Dios, Juan el Bautista, aquel de quien se profetizó que sería el precursor que señalaría a Jesús, el Mesías prometido.
“Estoy a punto de enviar a mi mensajero, que despejará el camino delante de mí. De hecho, el Señor que buscáis vendrá de repente a su templo, y el mensajero del pacto que anhelais ciertamente llegará’, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales. Malaquías 3:1
¡Qué manera de cerrar el Antiguo Testamento! Aunque Dios ya no hablaría a su pueblo a través de los profetas, el plan de redención de Dios no había terminado. La Esperanza todavía estaba en camino. Juan el Bautista sería un profeta poderoso usado por Dios. Pero más que esto, su venida significaría que pronto llegaría el verdadero Redentor.
¡Alabado sea Dios, porque Jesús vino! Él vino y cumplió las exigencias del Antiguo Pacto. Él pagó la pena por el pecado con su muerte en la cruz y resucitó victorioso de entre los muertos para que podamos entrar en el Nuevo Pacto de gracia y conocer el perdón completo y el don de la salvación total.
Aunque su pueblo tuvo que esperar lo que pareció ser un tiempo muy largo, Dios cumplió su palabra. Él es fiel a todas sus promesas de enviar un libertador para rescatar y redimir a su pueblo.
Así que hoy podemos sentirnos alentadas. Dios está obrando, incluso si no podemos verlo y sus propósitos soberanos parecen estar ocultos para nosotras. Mientras esperamos,podemos confiar y creer en Sus promesas y en el conocimiento de Su fidelidad y amor inquebrantable por nosotros, Su pueblo.
Las promesas no terminan con la primera venida de Jesús. Sabemos a través de las promesas de Su Palabra que Jesús regresará. Vivimos a la luz de la esperanza de su regreso. Esta seguridad nos ayuda a mantenernos firmes y mantener los ojos puestos en Él en la espera.
Mientras tanto, construimos nuestras vidas sobre Su Palabra, que nos equipa para vivir para Él y ser transformados para ser como Jesús.
- Soporta los momentos difíciles sabiendo que Dios está contigo.
- Anímate, no desmayes mientras esperas las promesas de la Palabra de Dios.
- Permanece firme en la esperanza, porque Dios es digno de confianza.
Mantente firme querida amiga
Katie
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Gracias por acompañarnos en este bello estudio, esperamos que haya sido de gran bendición, queremos invitarte de manera especial para el proximo 14 de abril a llevar juntas el estudio de “Ester- para este tiempo has llegado”
Acompáñanos, en este estudio donde conoceremos un poco más del carácter de Dios por medio de este libro tan inspirador. Veremos el trabajo de la mano de Dios en nuestras vidas y que seamos inspiradas a Amar a Dios Grandemente muchísimo mas.