“Aunque Él me mate, En Él esperaré. Sin embargo, defenderé mis caminos delante de Él”.- Job 13:15
Job era un fiel siervo de Dios, pero Dios permitió que Satanás se apoderara de todas sus posesiones, sus hijos e incluso su salud. Job estaba destrozado, como lo estaríamos todas ante una pérdida tan horrible. Le había sucedido lo que más temía.
Perdió todas sus fuerzas y gritó de angustia. Expresó su sentimiento de como no tenía sentido continuar, seguir adelante, esperar ser restaurado, recibir sanidad o paz. Pensó que Dios le hacía daño sin motivo. En su pérdida, olvidó que Dios era bueno y lleno de compasión y misericordia. Dios permitió Que Job experimentara una tremenda pérdida, pero no por las razones que Job pensaba.
Job fue honesto y totalmente sincero con Dios, haciéndole preguntas e implorando por ayuda. Job sabía que no había estado pecando y por que Dios le estaba castigado. Sin embargo, Job tenía una fe muy grande y seguiría esperando en Dios pasara lo que pasara. Job era un hombre justo, pero no era Dios. Dios tenía un propósito mayor para su sufrimiento. Sabía que aunque Dios lo matara, podía seguir esperando en Dios. Él seguía siendo la única fuente verdadera de vida y el único digno de su esperanza.
Dios no estaba tratando de destruir a Job. El permitió que Job experimentara la pérdida para mostrarle a Satanás cuán fiel le era Job. Dios restauró a Job después de su pérdida. Job fue fiel y no negó a Dios en medio de su sufrimiento, pero no fue por eso que Dios lo restauró. Dios permitió que Job fuera restaurado para mostrar su increíble bondad y misericordia.
La historia de Job, nos recuerda que Dios sigue siendo Dios y que sigue siendo bueno, aunque no seamos libres del sufrimiento que existe en este mundo. Podemos orar fervientemente y estar a la expectativa, sólo para encontrarnos defraudados en caso de que la vida se presente de otra manera. Pero el hecho de que nuestras oraciones no reciban la respuesta que esperábamos no significa que no hayan sido escuchadas o desatendidas. No ser aliviados de nuestros sufrimientos actuales no cambia la promesa de una restauración eventual y eterna.
Incluso si no hay sanidad, si la relación no se restaura, aún si las finanzas no cambian, si el niño sigue siendo rebelde, la adicción mantiene el control, podemos mantener nuestra esperanza en Él.
¿Somos fieles a Dios en medio de la pérdida? Podemos ser sinceros con Dios independientemente de lo que tengamos que afrontar. Pero no podemos perder de vista quién es Él. Sabemos que Él siempre es bueno, amoroso y bondadoso, y siempre podemos encontrar esperanza en Él. Puede que haya un propósito espiritual y eterno mayor para nuestra pérdida, uno que quizá nunca veamos en esta tierra.
Resistamos como Job, pase lo que pase, y proclamemos con valentía: “Aunque…. Pondré mi esperanza en Él”.
Melissa
Semana 6 – Desafío
¿Por qué la esperanza es un ancla para nuestras almas? ¿Qué has aprendido sobre la esperanza en las últimas semanas que haya cambiado tu comprensión del carácter de Dios? ¿Cómo se ha fortalecido tu fe y se ha incrementado tu perseverancia? Toma nota de su fidelidad y recuerda Su bondad.
Semana 6 – Plan de Lectura