Encontrando Plenitud solo en Cristo

 

“Pero por toda la tierra salió su voz, y hasta los confines del mundo sus palabras. En ellos puso una tienda para el sol; Y este, como un esposo que sale de su alcoba, Se regocija como hombre fuerte al correr su carrera. De un extremo de los cielos es su salida, Y su curso hasta el otro extremo de ellos; Y no hay nada  que se esconda de su calor.”

 

El salmo 19 es un himno que, en sus primeros versículos, exalta la grandeza, majestuosidad y poder de Dios reflejados en Su creación.

 

David, autor del salmo, fue pastor de ovejas antes de ser Rey. Es posible que ese desempeño lo haya llevado a tener un contacto muy cercano con la naturaleza, y que mirando al cielo meditaba en un Dios maravilloso, pues el firmamento  evidenciaba Su existencia.

 

El versículo 4 confirma los versos anteriores, declarando la presencia de Dios en cada rincón del mundo comunicando el mensaje de Su poder creador de manera universal.

 

El sol, la lumbrera mayor creada por Dios, y puesta en las alturas, sale recorriendo cada día la inmensidad del cielo con energía, al igual que lo hace el novio al salir del lugar en donde ha pasado su noche de bodas, o el atleta cuando emprende su carrera.

 

Las Escrituras nos describen las características y el propósito con que fue creado este astro (Gen. 1:16-18), por lo tanto, no es digno de adoración como lo hacían en la antigüedad, y aún hoy día en algunas culturas. Debemos ver en él la potencia vivificante de su calor y luz como un reflejo de la sabiduría de su Hacedor.

 

David tenía claro que nuestro Padre celestial es el diseñador y creador de todo lo que veían sus ojos. Todo cuanto encontramos descrito en este salmo, nos ratifica la existencia permanente e indiscutible de Dios en todas las cosas.

 

Por otro lado, en la lectura del libro de Colosenses, el apóstol Pablo nos advierte para no dejarnos engañar, ni poner nuestra atención en teorías humanas que, aunque sean populares son falsas, y lo único que pretenden es que dudemos y desconfiemos del Señor. 

 

Una de ellas es la del “Big Bang”, que dice que todo surgió luego de una explosión en el espacio, pero sabemos que eso sólo hubiera producido un gran caos. Cuando explota una bomba, o un recipiente con combustible, sólo podemos ver devastación, desorden y destrucción.

 

Por el contrario, al observar los cielos, la naturaleza y todo lo creado, miramos todo en orden, cada cosa tiene un lugar, una función y propósito, cada detalle fue diseñado por la mano de un experto, y ese es Dios que se revela, se da conocer a través de Su creación, para que veamos claramente Su poder y divinidad a través de ella (Rom. 1:20).

 

Así que no podemos atribuir o dar crédito a alguien más, que no sea nuestro poderoso Dios. 

 

En adelante, cuando levantes la mirada hacia el cielo, en el momento en que veas la naturaleza compuesta por mares, ríos, animales, árboles, las flores de múltiples colores, rinde toda alabanza al único Dios, dueño y gobernante de todo lo que existe.

 

Recuerda que tú eres parte de esa creación, y que así como fielmente el Señor sustenta la naturaleza, también cuida de ti. Si te acercas a Él tendrás plenitud en Cristo el Salvador.
 

Padre amado, te alabo por Tu creación,  me deleito al contemplarla,  viendo cómo plasmaste toda Su sabiduría y poder en todo lo creado. Ayúdame a verte, a acercarme y confiar en Ti cada día. Te exalto en el nombre de Jesús Amén.

 

A los pies de Jesucristo

Yaneth Olivares de Gaviria 



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Semana 1 – Desafío

Dios es fiel y se revela a nosotras a pesar de nuestras elecciones. Esta semana presta atención a la manera en la que puedes ver Su presencia, sea por medio de Su creación, otras personas o Su Palabra.

 

 

Semana 1 – Plan de Lectura

 

 

 

Semana 1 – Versículo a Memorizar

 

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