Elevando Nuestros Corazones a Nuestro Gran Dios

 

Mi teléfono empezó a sonar y cuando lo miré, leí un mensaje muy desalentador. Alguien a quien amaba estaba angustiado. Unos días antes, mi amigo había sido dado de alta del hospital después de luchar contra el virus de COVID-19.  Yo pensaba que se había recuperado después de haber pasado por etapas difíciles del virus pero lamentablemente, dio un giro para lo peor y se lo habían llevado de regreso a la sala de emergencias. Su vida entonces pendía de un hilo. 

 

En los siguientes días, oré fervientemente para que Dios cambiara las cosas y sanara a este esposo y padre de tres hijos.  Los médicos pueden proporcionar un diagnóstico y hacer lo humanamente posible para sanar pero solo un Dios sobrenatural puede devolver la vida a nuestros pulmones.  

 

La forma en que direccionamos nuestro corazón cuando sentimos dolor dice mucho al mundo que nos observa. Yo aprendí en gran manera de la respuesta llena de fe de la familia unida de este hombre.  Durante una reunión de oración en Zoom, su madre profesó creer en el poder de la oración. Cuanto más oraba, más sentía la paz de Dios. Ella miró a Dios solo para levantar a su hijo de su lecho de enfermo para que pudiera proclamar la gloria de Dios. Un día después, su publicación de Instagram decía: “Gracias por sostenerme, Señor. Tú eres mi fuerza.”

 

Elevé un aleluya cuando en solo 48 horas después mi teléfono solo para notificarme noticias increíbles. Un hombre que pasó 18 días intubado ahora respiraba solo, almorzaba y pedía hablar con su esposa. El médico de la UCI lo llamó un milagro.

 

No hay nadie como nuestro Dios. 

 

El Teólogo Oswald Chambers compartió un sabio consejo sobre la oración: “Tendemos a usar la oración como último recurso, pero Dios quiere que la oración sea nuestra primera línea de defensa.  Oramos cuando no hay nada más que podamos hacer, pero Dios quiere que oremos antes de hacer cualquier cosa.” 

 

Cuando comenzamos cada día elevando nuestros ojos hacia nuestro gran Dios, el enemigo de nuestras almas no puede apoderarse de nuestros corazones y mantenernos atadas al miedo y la duda.  Reconocer que necesitamos a Dios para este día alinea nuestra voluntad con el propósito soberano del Todopoderoso. 

 

No miramos las noticias para darnos una idea general de nuestro mundo. Clamamos a nuestro Señor omnisciente por sabiduría. 

 

No dependemos del mercado de valores para la seguridad. Sabemos que solo Jehová Jireh es nuestro proveedor. 

 

No cederemos nuestros corazones a los caminos de este mundo. Exaltamos al Rey de Reyes por encima de todo. Nada en la tierra se puede comprar con la gloria de nuestro Dios. 

 

Con corazones rendidos, podemos elegir depositar nuestras emociones desalentadoras, nuestras desilusiones y nuestros sueños incumplidos en el altar de la oración. Cuando decimos: “Dios, Tú eres aún más grande que esto”, nuestra preocupación desaparece y la adoración fortalece nuestra determinación de avanzar en la fe.  

 

En lugar de sentirnos abrumadas por lo que no podemos cambiar o controlar, podemos comunicar nuestra necesidad de la ayuda de Dios y confiar en que Él luchará por nosotras. Nuestras circunstancias pueden cambiar, pero nuestro Dios nunca falla.  Nuestro Dios fiel reina sobre todo, y Sus planes para nosotras no pueden ser frustrados por los planes del hombre. 

 

Amiga, nuestras vidas nunca penden de un hilo. Siempre estamos en las manos todopoderosas de Dios.

 

Podemos confiar en que nuestro Padre siempre responde con poder a lo que le susurramos en nuestras oraciones. Él es un Dios compasivo que escucha nuestros clamores y nos da Su fuerza para enfrentarnos cada día. Hagamos de la oración nuestra primera respuesta y reverenciemos a nuestro Dios Poderoso con corazones completamente rendidos a Él.

 

Lyli

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