El Sufrimiento produce Esperanza

 

“No sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulacion produce paciencia; y la paciencia, carácter probado; y el carácter probado, esperanza. Y la esperanza no desilusiona, proque el amor de Dips ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado.”

-Romanos 5:3-5

 

 

Mientras leía los versículos del devocional de hoy, me vino al corazón este texto en el que Jesús consuela a sus discípulos:

 

“Estas cosas les he hablado para que en Mi tengan paz. En el mundo tienen tribulación; pero confien. Yo he vencido al mundo” – Juan 16:33

 

 

Querida amiga, ¡no estás en un lugar de sufrimiento como una fracasada! ¡No! Estás en ese lugar como una vencedora. Una victoria te es entregada por Aquel que te ama, Aquel que es invencible. 

 

Esta declaración me da mucha alegría y esperanza; esperanza para continuar confiando en Dios a través de mis tiempos difíciles. 

 

Alegrarse se hace mucho más fácil porque nuestra situación actual no puede ahogarnos. Al contrario, nos refina y purifica, produciendo en nosotros el fruto del Espíritu. A través del proceso del sufrimiento, se produce en nosotras la capacidad de esperar, y esperar pacientemente. Somos liberadas de ser inconstantes y se nos da la capacidad de soportar y permanecer fieles a Dios y a Su Palabra, sin importar las circunstancias de la vida. La habilidad de creerle a Dios y esperar en El y por El a través de cualquier cosa que venga en nuestro camino es desarrollada en nosotras con cada prueba que enfrentamos. 

 

El sufrimiento produce esperanza; una esperanza que nos mantiene fieles y caminando con Dios sin importar por lo que estemos pasando. Una esperanza que nos asegura que ya somos vencedoras. 

 

Para mí, lo mejor de todo esto es que la esperanza en Dios no defrauda. No importa la gravedad de la tormenta, Dios siempre tiene el control. Jesús estaba confiado mientras estaba en la barca cuando la tormenta arreciaba en el mar porque conocía el poder de Dios. 

 

La esperanza que obtenemos a través de nuestros tiempos de dificultad no nos decepciona. Al contrario esta esperanza es segura y digna de confianza. Esta esperanza está cimentada, arraigada y anclada en Jesús, que es el autor y consumador de nuestra fe, que por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz, menospreciando la vergüenza, y está sentado a la diestra del trono de Dios. 

 

Esta esperanza procede directamente del amor de nuestro Padre, que nos ama y está con nosotras en toda tempestad. Y este amor a través de Su Espíritu ha sido derramado, desbordándose en nuestros corazones. Podemos estar seguras de ello. Esta esperanza no defrauda por el amor del Padre que vive en nuestros corazones cuando ponemos nuestra fe en Jesús. 

 

El sufrimiento es un puente, no un punto final. Nuestro sufrimiento debe producir esperanza, esperanza en Dios no en el cambio de nuestras circunstancias. Nuestra esperanza nace y se renueva cuando fijamos nuestros ojos en Jesús, cuando nos alimentamos constantemente de las promesas de Dios. 

 

Shalom, querida amiga. 

Ebos 



Semana 1 – Plan de Lectura 

 

 

 

 

Estudio Bíblico Relacionado

Recientes